Sri Lanka contiene la respiración mientras el nuevo primer ministro lucha por salvar la economía
COLOMBO, Sri Lanka (AP) – Han pasado casi tres semanas desde que Ranil Wickremesinghe asumió el cargo de primer ministro de Sri Lanka con el desalentador mandato de sacar al país, cansado de la crisis, del borde de un abismo económico que amenaza con destrozarlo.
El cinco veces primer ministro ha heredado una nación que se precipita hacia la bancarrota y que tiene una deuda externa tan grande que no le queda dinero para las importaciones básicas. Los ciudadanos de Sri Lanka luchan por acceder a las necesidades más básicas, como alimentos, combustible, medicamentos, gas de cocina e incluso papel higiénico y cerillas.
En su nuevo cargo, Wickremesinghe no dejó lugar a dudas sobre lo que le espera. “Los próximos meses serán los más difíciles de nuestras vidas”, dijo a la nación harta de las largas colas, la inflación disparada y las protestas diarias que parecen estar fuera de control.
“Debemos prepararnos para hacer algunos sacrificios y enfrentar los desafíos de este período”.
Desde el discurso televisado del 17 de mayo, el experimentado político, que también es ministro de Economía, ha iniciado difíciles negociaciones con instituciones financieras, prestamistas y aliados, y organismos de Naciones Unidas para llenar las arcas y dar un poco de alivio a los impacientes ciudadanos.
Ha tomado medidas necesarias, como la subida de impuestos, y ha prometido revisar el gobierno que concentra el poder bajo el presidente Gotabaya Rajapaksa, un modelo que muchos creen que ha agravado la crisis.
Asumió el cargo después de que días de violentas protestas obligaran el mes pasado a su predecesor, el hermano del presidente Gotaba Rajapakasa, a dimitir y a buscar seguridad frente a las multitudes enfurecidas en una base naval. Wickremesinghe tiene previsto pronunciar el martes un esperado discurso en el Parlamento que muchos esperan que muestre una estrategia para solucionar la crisis.
Pero el tiempo puede no estar de su lado, ya que las reformas son lentas y la gente quiere resultados ya. Además, es un hombre solo en el Parlamento: el único legislador de su partido que ocupa un escaño después de que éste sufriera una humillante derrota en las elecciones de 2020.
“Una persona que no tiene una base política tiene una crisis sin precedentes que gestionar”, dijo Dayan Jayatilleka, ex diplomático y analista político.
Las colas para comprar combustible y gas de cocina se extienden cada día a lo largo de kilómetros, serpenteando alrededor de las manzanas, y los esrilanqueses soportan fuertes lluvias y un calor abrasador para comprar artículos de primera necesidad que cuestan tres veces más que antes. A menudo, tienen que esperar días, y muchos terminan con las manos vacías.
Jagath Chandana, de 43 años, lleva dos días haciendo cola en las afueras de la capital, Colombo, con una bombona para comprar gas de cocina. “Ha sido una locura. Estamos totalmente desamparados. Parece que ni siquiera Ranil puede resolver la crisis. Ellos (los políticos) sólo hablan, pero sobre el terreno, la gente está sufriendo”, dijo.
Durante más de 50 días, los manifestantes han acampado frente a la oficina de Rajapaksa exigiendo su dimisión.
Dicen que la crisis ha sido causada por una mala gestión económica, por errores políticos como la prohibición precipitada de importar fertilizantes químicos, que ha devastado las cosechas, y por un gobierno repleto de parientes de Rajapaksa. En su apogeo en el poder, seis Rajapaksas ocupaban puestos en el gobierno; la crisis ha supuesto la salida de todos ellos, excepto uno. Los otros cinco siguen siendo legisladores.
Sri Lanka ha suspendido el pago de casi 7.000 millones de dólares de deuda externa que vencen este año. Debe 26.000 millones de dólares hasta 2026 de un total de 51.000 millones.
Las reservas de divisas han disminuido a sólo dos semanas de importaciones, mientras Wickremsinghe se prepara para obtener un paquete de rescate del Fondo Monetario Internacional. El jueves, dijo que cualquier financiación puente dependerá de un acuerdo con el FMI y que esperaba que las negociaciones concluyeran a finales de junio. El gobierno tiene como objetivo obtener 5.000 millones de dólares para los reembolsos y otros 1.000 millones de dólares para aumentar las reservas del país, dijo Wickremsinghe la semana pasada.
En una situación tan volátil, Wickremsinghe ha sido capaz de aportar algo de transparencia y racionalidad que faltaba en la anterior administración dirigida por el clan Rajapaksa, dijo Jayatilleka.
Pero los analistas también afirman que le resultará difícil cumplir con algunos de los retos, sobre todo porque también se enfrenta a una complicada batalla para revisar la Constitución y reforzar los poderes del Parlamento para introducir las tan necesarias reformas.
“Sus propuestas son buenas a medio y largo plazo. Pero la gente quiere que se produzcan cambios inmediatos y eso no lo ven”, dijo el analista político Jehan Perera, añadiendo que algunos ven a Wickremesinghe como una ayuda a Rajapaksa para mantenerse en el poder.
Además de exigir un nuevo presidente, los manifestantes llevan semanas presionando para que se reforme por completo lo que, según ellos, es unmodelo de gobierno.
Durante casi 45 años, Sri Lanka ha sido gobernada bajo un poderoso sistema presidencialista ejecutivo. Tras una aplastante victoria electoral en 2019, Rajapaksa reforzó el sistema mediante enmiendas constitucionales que concentraron aún más los poderes en la presidencia, una medida que también alarmó a los críticos en su momento.
Wickremsinghe hizo una propuesta clave y temprana para reducir algunos de los poderes presidenciales. Pero tales medidas no serán fáciles y requerirán no sólo la aprobación del Tribunal Supremo, sino también una mayoría de dos tercios en el Parlamento.
Sigue habiendo dudas sobre si Wickremsinghe será capaz de impulsar las reformas en el Parlamento de 225 escaños, donde el partido de Rajapaksa tiene la mayoría. Algunos partidos de la oposición ya han dado su apoyo a las reformas, pero el hecho de que Wickremsinghe sea el único en la cámara podría ser un gran inconveniente. O podría ser una ventaja.
Su partido se dividió en 2020 en medio de una crisis de liderazgo, lo que provocó que la mayoría de los miembros más veteranos se marcharan y formaran un nuevo partido, actualmente la principal oposición del país.
“Tiene la oportunidad de desempeñar el papel de un primer ministro tecnócrata, con su pericia y experiencia, ajeno a cualquier partido político”, dijo Jayatilleka.
El tamaño de las protestas desde que Wickremsinghe asumió sus funciones también se ha reducido. Perera dijo que es difícil que la gente mantenga el gran impulso, pero que mientras la crisis económica continúe, también lo harán las manifestaciones.
Aunque siguen existiendo signos de penuria económica y de lucha en Sri Lanka, hay una creciente esperanza entre algunos de que Wickremsinghe les ayude a superar los tiempos difíciles.
“No puede hacer milagros, tardará en resolver la crisis porque los anteriores ministros han metido la pata”, dijo Amila Prasanna, un carpintero. “Está intentando resolver los problemas, uno por uno, y estoy seguro de que hará algo”, dijo mientras hacía cola durante tres días para comprar gasolina.
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Pathi informó desde Nueva Delhi.