Jon Stewart se disculpa por sus propios chistes “de mierda” contra los trans
Parece extrañamente apropiado que la segunda temporada de Apple TV+ El problema con Jon Stewart se estrenara la semana de Yom Kippur. Porque el presentador dedicó su primer episodio a expiar su historia -y, por extensión, la del resto de la comunidad de comediantes- de hacer chistes a costa de las personas trans.
El episodio, titulado La guerra por el género, se abre con un clásico Daily Show-de comentaristas conservadores que se derriten por un nuevo emoji de un hombre embarazado. Pero a los pocos minutos, Jon Stewart ofrece un poco de auto-reflexión.
“Estamos en un nuevo amanecer de complejidad de género y sexo, donde aquellos que no encajan en un simple binario están destinados a ser vistos con humanidad”, dice. “No siempre fue así, gente. Tan recientemente como, digamos, los años 90, principios de los 2000, la gente hacía chistes de mierda y reductores sobre el tema.”
Stewart se ríe incómodo al ver una foto suya de hace décadas en The Daily Show aparece en la pantalla a su lado. “Qué puedo decir, el chiste rimaba”, añade. “Los chistes de mierda y reductores son un poco mi marca”.
A partir de ahí, el presentador pasa a ejemplos más modernos de la “viciosa reacción” a este nuevo momento de “visibilidad progresista” y, notablemente, no incluye ninguna prueba de vídeo de sus transgresiones pasadas.
Una petición de change.org de 2013 en la que se pide tanto a Stewart como a su compañero de Comedy Central Stephen Colbert que “rechacen la transfobia” en sus respectivos programas cita un par de ejemplos. Incluyen a Stewart bromeando que “accidentalmente recogió a una prostituta transexual en una parada de camiones” y otro bit que presenta una fea descripción de un supuesto “travesti.”
Así que, por muy catártico que resulte durante el nuevo episodio verle desafiar los ignorantes argumentos de expertos conservadores como Ben Shapiro -y la fiscal general de Arkansas, Leslie Rutledge, a la que se dirige directamente en una devastadora entrevista-, Stewart sabe que difícilmente se le considera una autoridad en la materia. Por eso, también trae a un endocrinólogo, a dos padres de niños trans y a Chase Strangio, un abogado trans de la ACLU, para que le ayuden a entender en qué se equivoca el movimiento antitrans.
El simple hecho de que Stewart haya decidido dedicar el estreno de la segunda temporada de su programa a este tema -y reconocer que históricamente ha sido parte del problema- es digno de elogio. Y contrasta fuertemente con su buen amigo Dave Chappelle, que no ha hecho más que redoblar su material antitrans desde que fue criticado por atacar a esa comunidad en su especial de Netflix de 2021 The Closer.
En medio de la polémica que rodeó a Chappelle el pasado otoño, Stewart defendió abiertamente al cómico como un hombre “bueno” y “decente” que no pretendía herir a nadie con sus palabras. “Sé que su intención nunca es herir”, dijo Stewart en ese momento. “Simplemente no es ese tipo de persona”.
Se puede discutir si la intención de Chappelle debería importar siquiera en ese caso, pero el objetivo de Stewart y el impacto de su nuevo episodio son bastante claros. Al rechazar su propia transfobia y educarse activamente sobre el tema, está demostrando que negarse obstinadamente a evolucionar en nombre de la “libertad de expresión” no es la única respuesta.
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