Reseña: Tracy Flick regresa en la oscura y cómica secuela de ‘Election’

 Reseña: Tracy Flick regresa en la oscura y cómica secuela de ‘Election’

Tracy Flick, el personaje creado por Tom Perrotta en su novela de 1998 “Election” e inmortalizado por Reese Witherspoon en la versión cinematográfica de un año después, está de vuelta. Perrotta ha situado su oscura y cómica secuela, “Tracy Flick no puede ganar”, en un instituto diferente de Nueva Jersey, unos 20 años después de la notoria candidatura de Tracy a la presidencia del cuerpo estudiantil.

Muchas cosas han cambiado. Los suburbios se ven desangelados, el #MeToo está en pleno apogeo y Tracy, que en su día aspiró a ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos, se ha conformado con ser subdirectora del instituto Green Meadow. Años antes, había tenido que abandonar la facultad de Derecho para cuidar de su madre enferma. Por el camino, se quedó embarazada accidentalmente, y cuando la novela comienza, está criando sola a su hija de 11 años. Pero, aunque sus circunstancias sean difíciles, su ambición sigue brillando. Por eso, cuando su jefe anuncia su jubilación, ella pone sus miras en el puesto más alto.

En “Election”, la némesis de Tracy era el Sr. M., el vengativo profesor de educación cívica interpretado por Matthew Broderick. En la continuación, es Kyle Dorfman, un tecnólogo que hizo una fortuna en Silicon Valley al inventar una aplicación de mascota virtual “Barky” que ladra su agradecimiento cada vez que se le da de comer o se le saca a pasear.

Después de que una aventura extramatrimonial casi hunda su matrimonio, se escabulle a Green Meadow y se convierte en presidente del consejo escolar. El apellido es revelador. Sí, es un idiota, pero rico, así que la gente, incluida Tracy, tiene que prestar atención cuando propone un grandioso plan para construir un salón de la fama en el instituto. Consciente de que el instituto tiene necesidades más urgentes – “un nuevo tejado, una paga por méritos… fuentes de agua de las que se pueda beber” – Tracy sigue adelante con la propuesta porque necesita su apoyo.

Cuando se descubre que el principal candidato al salón de la fama es un antiguo jugador de fútbol profesional que ya presenta signos de lesión cerebral traumática, Tracy se indigna, y Perrotta tiene casi todos los puntos de la trama en su lugar para llevar la novela a su estremecedora conclusión.

“Tracy Flick no puede ganar” es una sátira brillante y mordaz. Perrotta nunca insiste en un punto o utiliza más palabras de las absolutamente necesarias, incluso cuando aborda los problemas más intratables de la sociedad, como el racismo, la violencia armada y la masculinidad tóxica. De hecho, la novela es tan ágil y tensa que casi se lee como un guión cinematográfico, lo que nos lleva a preguntarnos si Witherspoon volverá a interpretar su papel de la inimitable Tracy Flick.

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