Mis padres abandonaron la Unión Soviética como refugiados judíos en 1980 como todos lo hicieron entonces: navsegda, o para siempre. Sin saber si podrían volver. Despidiéndose de sus familias y entregando sus pasaportes. Despojados de sus pertenencias y sus medios de subsistencia, casi todo lo que se llevaron era intangible: recuerdos, recetas. Para siempre, sin […]Read More