Por qué la Mona Lisa del Louvre mantiene una sonrisa: El sistema de refrigeración de París
PARÍS (AP) – La Mona Lisa puede mantener su famosa y enigmática sonrisa porque se beneficia de uno de los secretos mejor guardados de París: Un sistema de refrigeración subterráneo que ha ayudado al Louvre a hacer frente al sofocante calor que ha batido récords de temperatura en toda Europa.
La poco conocida red de “frío urbano” serpentea desprevenida bajo los pies de los parisinos a una profundidad de hasta 30 metros, bombeando agua helada a través de 89 kilómetros de tuberías laberínticas, que se utiliza para enfriar el aire en más de 700 lugares. El sistema, que utiliza electricidad generada por fuentes renovables, es el mayor de Europa, y funciona las 24 horas del día con un ruido ensordecedor totalmente inaudible en la superficie.
El Ayuntamiento de París ha firmado un ambicioso contrato para triplicar el tamaño de la red de aquí a 2042, hasta 252 kilómetros. Esto la convertiría en el mayor sistema de refrigeración urbana del mundo. El nuevo contrato pretende ayudar a la ciudad a adaptarse y combatir la amenaza del calentamiento global. Muchas partes de Europa alcanzaron los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit) en julio.
La ciudad está ampliando la red de refrigeración a hospitales, escuelas y estaciones de metro en las próximas dos décadas. No está claro qué parte del sistema estará en funcionamiento cuando se celebren los Juegos Olímpicos de París en 2024, pero es posible que los sistemas se utilicen en varias sedes olímpicas.
Sin que lo sepan millones de turistas, las tuberías refrigeran actualmente los lugares más emblemáticos de la Ciudad de la Luz, como el Louvre y el Museo Quai Branly. Incluso podría ayudar a enfriar los ánimos de los agitados legisladores, ya que se utiliza para bajar la temperatura en la Asamblea Nacional.
El sistema está gestionado por la empresa conjunta Fraicheur de Paris, que pertenece en un 85% a la compañía energética estatal francesa EDF y el resto al operador de transporte público RATP. Los responsables de la empresa pregonan sus beneficios para toda la capital francesa.
“Si todos los edificios (parisinos) se equipan con instalaciones autónomas (como el aire acondicionado), se creará gradualmente un efecto de ‘isla de calor’ urbano muy importante”, afirma Maggie Schelfhaut, de Fraicheur de Paris, refiriéndose al aumento del calor en las ciudades debido a la disminución de la vegetación, que refresca, y al aumento de las infraestructuras urbanas, que absorben los rayos del sol.
Sin embargo, Schelfhaut afirma que la red de tuberías podría hacer que todo París se enfriara un grado centígrado (1,8 Fahrenheit) más que si se colocaran instalaciones autónomas en toda la ciudad.
“Un grado menos en el centro de la ciudad es mucho”, añadió.
Tres de las 10 instalaciones de refrigeración de alta tecnología se encuentran en el río Sena y se accede a ellas por una escalera de caracol retráctil apenas visible desde el nivel de la calle, en algo parecido a la guarida de las “Tortugas Ninja Adolescentes”.
Cuando el agua del Sena está suficientemente fría, una máquina la capta y la utiliza para enfriar el agua del sistema. El calor creado como subproducto se devuelve al Sena, donde se absorbe. A continuación, el agua enfriada se bombea por las tuberías del sistema a sus 730 clientes parisinos.
Todos los centros de refrigeración de París utilizan fuentes de energía renovables, como turbinas eólicas y paneles solares. Además, está prevista la construcción de cuatro nuevos emplazamientos de energía solar que se alimentarán de esta red. Las autoridades francesas consideran que esta independencia energética es especialmente importante ante la amenaza de que Rusia corte el suministro de energía a Europa.
La empresa energética rusa Gazprom redujo el miércoles la cantidad de gas natural que circula por un importante gasoducto desde Rusia a Europa hasta el 20% de su capacidad. Los países europeos se apresuran a buscar alternativas ante el temor de que Rusia pueda cortar por completo las exportaciones de gas -que se utilizan para la industria, para generar electricidad y para refrigerar los hogares- para intentar ganar influencia política sobre el bloque.
Las ventajas de utilizar un sistema de refrigeración que utiliza energía renovable para funcionar ya se dejan sentir en los lugares que los utilizan. El museo más visitado del mundo, el Louvre, se beneficia de la red desde los años 90, y sus responsables están orgullosos de sus ventajas ecológicas, económicas y de conservación del arte.
“Nos permite beneficiarnos de una energía con menor huella de carbono disponible durante todo el año”, dijo Laurent Le Guedart, Director de Patrimonio del Louvre. “La particularidad del Museo del Louvre es que necesita utilizar agua helada para conservar correctamente las obras de arte y controlar la humedad”.
El Louvre no utiliza aire acondicionado y sus responsables afirman que la refrigeración también les hace ganar un espacio muy necesario en el antiguo palacio, que alberga 550.000 obras de arte.
Le Guedart dijo que el sistema es un ahorro de dinero dado el aumento del coste de la energía relacionado con el conflicto de Ucrania. Enfunciona sobre todo en la Sala de Estado del Pavillon Denon, donde vive la Mona Lisa. Quizá por eso las gotas de sudor nunca han bajado por la frente pintada por Leonardo da Vinci.
“La factura energética del Louvre ronda los 10 millones de euros anuales en 2021. Intentamos controlar esta factura en la medida de lo posible, en medio de las evidentes fluctuaciones y aumentos de los costes energéticos”, dijo Le Guedart.
El sistema podría ahorrarle millones al amortiguar el choque mientras Rusia sigue agitando el mercado energético.
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Jade Le Deley en París contribuyó.
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