Las afirmaciones más descabelladas de Lady Gaga sobre su transformación en la ‘Casa de Gucci’

 Las afirmaciones más descabelladas de Lady Gaga sobre su transformación en la ‘Casa de Gucci’

Si algo va a hacer Lady Gaga es promocionar a tope su último proyecto. Los aficionados a la cultura pop quizá recuerden la publicidad que rodeó el lanzamiento en 2018 de Ha nacido una estrella, en la que la cantante reconvertida en actriz repitió tantas veces la misma anécdota sobre que Bradley Cooper se arriesgó con ella que generó recopilaciones de la cita en YouTube. Dejando a un lado sus dotes interpretativas, su capacidad para mantenerse en la prensa durante semanas es motivo suficiente para que le den un papel en una película, como está demostrando una vez más con su deliciosamente absurda Gira de relaciones públicas de la Casa de Gucci. Esta vez, Gaga es noticia por sus escandalosas y exageradas afirmaciones sobre cómo se preparó para subirse a los tacones de Gucci de Patrizia Reggiani.

También protagonizada por Adam Driver como el despiadado marido de Reggiani y heredero del imperio de la moda, Maurizio Gucci, Casa de Gucci se estrenó el fin de semana de Acción de Gracias con críticas mixtas. Se trata de una adaptación del libro de Sara Gay Forden de 2001, que detalla la verdadera historia del asesinato de Gucci, tramado por Reggiani, su celosa ex esposa.

La lectura más generosa de Casa de Gucci es la de high camp, con acentos prestados de Mario Bros, un montaje de boda ambientado en “Faith” de George Michael, una de las escenas de sexo más torpes y exageradas jamás llevadas al cine, y Jared Leto con kilos de prótesis gritando repetidamente el remate: “¡Boof!”. La moda es, por supuesto, divina y muy ochentera. Las críticas menos favorables, sin embargo, la condenaron por ser floja, exagerada y tonalmente inconsistente. (Para que conste, a esta escritora le encantó y coronó su árbol de Navidad con una foto de Lady Gaga como Patrizia). Pero todo esto sirve para hacer más divertida la locura que hizo Gaga por el papel.

Gaga, que es una actriz comprometida, se metió en el papel de la vengativa Patrizia durante un año y medio, hablando con ese infame acento “italiano” durante nueve meses. Afirma que no podía hacer el acento con su característico pelo rubio platino, así que se tiñó de negro como parte de la transformación, aunque su vestuario para la película consistía en 10 pelucas diferentes hechas a medida.

Este nivel extremo de dedicación no es necesariamente digno de un titular en sí mismo. Casa de Gucci Al Pacino y Jared Leto también son famosos por mantenerse en el personaje una vez que las cámaras dejan de rodar. Pero aparentemente cada semana del ciclo de prensa de la película (que ha parecido tan interminable como la propia película) ha traído una nueva afirmación sobre la intensa devoción de Gaga a su oficio, que va desde lo divertido hasta lo francamente alarmante.

En el extremo más tonto del espectro, por ejemplo, Gaga dijo The Hollywood Reporter que se alimentó de pasta y pan para encarnar a Patrizia. También vio vídeos de panteras cazando a sus presas, por razones que no están del todo claras pero que tienen algo que ver con la canalización de la seducción en la trama de venganza de la película. Incluso afirma haber escrito una biografía de 80 páginas de su homóloga en la vida real para estudiarla durante el rodaje, aunque nunca conoció ni entrevistó a la verdadera Patrizia Reggiani, que está muy viva y salió de la cárcel en 2016.

Otros aspectos del proceso de Gaga fueron mucho más preocupantes que el hecho de permitirse una ración extra de espaguetis a la carbonara. Según su entrevista con THR, la inmersión de Gaga en la oscuridad de la psique de Patrizia le pasó factura física, provocándole a menudo vómitos por “ansiedad, fatiga, trauma, agotamiento, compromiso y amor”. Durante el rodaje de una escena con Salma Hayek, Gaga dijo que utilizó una técnica de actuación basada en la memoria para conectar el trauma de su personaje con su propio trauma personal, con un efecto tan convincente que asustó al director Ridley Scott y a su coprotagonista lanzando una vela encendida por la habitación.

Más recientemente, la cantante causó revuelo cuando dijo Variety que tenía a una enfermera psiquiátrica en el plató hacia el final del rodaje por su propia seguridad y salud mental. Fue tajante al afirmar que no deseaba dar glamour a sus técnicas extremas: “No creo que ningún actor deba llegar a ese límite”. Su inmersión en el personaje le hizo incluso perder el contacto con la realidad, como explicó Gaga a British Vogue: “Tuve algunas dificultades psicológicas en un momento dado hacia el final del rodaje. O estaba en mi habitación de hotel, viviendo y hablando como Reggiani, o estaba en el plató, viviendo y hablando como ella. Recuerdo que un día salí a Italia con un sombrero para dar un paseo. No había dado un paseo enunos dos meses y entré en pánico. Pensé que estaba en un plató de cine”.

Todo esto es coherente con la facilidad de la estrella del pop ganadora de un Grammy para el melodrama. Al fin y al cabo, estamos hablando de la mujer que se presentó a los MTV Video Music Awards de 2010 con un vestido hecho enteramente de carne de vacuno cruda, que arrancó su espectáculo del medio tiempo de la Super Bowl de 2017 tirándose desde el techo del estadio y que tuvo cuatro cambios de vestuario diferentes en la alfombra roja de la Met Gala de 2019. La lista sigue. Y oye, nadie puede decir que no le funcione. Gaga es todo un seguro para su segunda nominación a Mejor Actriz en los Premios de la Academia de este año.

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