La sequía merma la biodiversidad en Kenia

 La sequía merma la biodiversidad en Kenia

ARCHERS POST, Kenia (AP) – En el sofocante condado de Samburu, en el norte de Kenia, una destructiva sequía agravada por el cambio climático está causando estragos entre la población y la fauna salvaje.

Tras cuatro años consecutivos de lluvias escasas que han provocado algunas de las peores condiciones en 40 años, los animales salvajes se han convertido en habituales en las aldeas del condado en busca de comida. Muchos no sobreviven, proporcionando a los pastores un desafortunado salvavidas mientras cortan trozos de carne de sus cadáveres.

“Llevo mucho tiempo pasando hambre”, afirma Frank Aule, de 37 años y residente en Samburu. “Si me topo con un cadáver así, no me lo pensaría dos veces antes de comérmelo, ya que tengo que comer para sobrevivir”.

Las autoridades keniatas cuentan que la sequía ha matado a más de 200 elefantes, casi 400 cebras comunes y más de 500 ñus, entre otras especies, en los últimos nueve meses. Muchos de los que sobreviven están hambrientos, débiles y entran frecuentemente en contacto con la gente.

Cómo proteger mejor los ecosistemas frágiles del calentamiento climático, incluidas las praderas de la sabana de Kenia, formará parte de los debates de la conferencia de las Naciones Unidas sobre biodiversidad -conocida como COP15- que se celebra esta semana en Montreal (Canadá). Los gobiernos trabajan para establecer un marco de protección de la naturaleza y fijar objetivos para la próxima década. Los grupos conservacionistas afirman que los programas actuales no están funcionando.

El gobierno keniano ha proporcionado algunos suministros de socorro como agua, forraje, heno y saladeros para la fauna salvaje de la región, pero los animales siguen viéndose obligados a adentrarse en zonas residenciales en busca de comida y agua.

“Los elefantes suelen sentirse atraídos por los árboles que he plantado en mi granja”, explica a The Associated Press David Lepeenoi, un vecino de Samburu de 54 años. “Los árboles y los puntos de agua son la principal fuente de conflicto entre los elefantes y la comunidad”.

El cambio climático y las malas prácticas de conservación han degradado los pastizales protegidos, las reservas y los parques nacionales en los últimos años.

“Donde hemos informado de casos de muerte de animales salvajes, en realidad no es dentro de los parques”, dijo Jim Nyamu, que ayuda a dirigir el Elephant Neighbors Center. “Eso te dice que en realidad estaban buscando donde solían alimentarse: los corredores, las rutas migratorias que han sido bloqueadas por la interfaz humana”.

Los registros de la organización benéfica de conservación BirdLife Africa muestran que docenas de aves también están muriendo en el norte de Kenia, muy probablemente de inanición.

“Se podían ver cadáveres de aves migratorias, como la carraca europea, en los extensos paisajes secos”, declaró Alex Ngari, de la organización benéfica. Más de 300 especies de aves del continente ya están clasificadas como globalmente amenazadas o en peligro crítico.

La sequía también ha devastado a las comunidades y está provocando la pérdida de medios de subsistencia, la muerte del ganado y el fracaso de las cosechas. Según Paul Gacheru, del grupo conservacionista Nature Kenya, los agricultores están talando árboles secos para producir y vender carbón vegetal con el que llegar a fin de mes, lo que provoca una pérdida aún mayor de biodiversidad en la región.

“Es necesario un llamamiento concertado para apoyar a las comunidades locales a hacer frente a los impactos del cambio climático”, dijo Gacheru, añadiendo que la población local necesita formas menos destructivas para adaptarse al clima más cálido y seco.

Comunidades de todo el continente se enfrentan a pérdidas similares. La cuenca del Okavango, en el sur de África, que abastece de agua a un millón de personas y a la mitad de la población mundial de elefantes, ha sufrido las consecuencias del cambio climático, el desarrollo urbano y la deforestación, que agotan sus recursos.

“Poner en peligro importantes ecosistemas y la vida salvaje está repercutiendo negativamente en la vida y los medios de subsistencia de las personas”, afirmó Vladimir Russo, asesor del Proyecto Okavango Wilderness de National Geographic. Afirmó que los ecosistemas mal conservados provocan más conflictos entre los seres humanos y la fauna salvaje y pueden dar lugar a un aumento de la caza furtiva.

Pero “los miembros de las comunidades locales y los responsables políticos están entablando debates para salvaguardar este ecosistema”, afirmó Bogolo Kenewendo, un defensor del clima de alto nivel de la ONU.

Según los expertos en política y naturaleza, es necesaria una mayor participación en la cumbre de Montreal para preservar la biodiversidad del continente.

La protección de la naturaleza debe “incluirse en las agendas políticas de los jefes de Estado, como es cada vez más habitual en el caso del clima”, afirmó Linda Kreuger, responsable de la política de biodiversidad de The Nature Conservancy.

En Samburu, las organizaciones benéficas de conservación dicen que están haciendo lo que pueden a medida que se agotan los recursos naturales. En un santuario de elefantes de Samburu, el personal afirma que unas 30 de las 40 crías fueron rescatadas debido a la prolongada falta de lluvias.

Además del riesgo dehambre, la sequía “es una forma de estrés que hace que baje la inmunidad de los animales y esto contribuye a las infecciones”, explica el veterinario Isaiah Alolo, que trabaja en el Santuario de Elefantes de Reteti. “En la mayoría de los casos, el animal muere”, lo que provoca que haya muchos animales huérfanos que necesitan ser rescatados.

“Eso supone mucha presión” para quienes trabajan en la conservación de las especies, dijo.

El personal del santuario de Reteti trae alimentos y suplementos desde unos 50 kilómetros (30 millas) de los pastizales que rodean el monte Kenia, dijo Dorothy Lowakutuk, cuidadora del santuario. Esas praderas también corren el riesgo de degradarse si continúa la sequía.

“Al menos nos aseguramos de que nuestros elefantes recuperan lo que no obtienen en su hábitat natural”, dijo Lowakutuk.

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