Honduras declara el estado de emergencia contra el crimen de las pandillas
TEGUCIGALPA, Honduras (AP) – Honduras se convirtió en el segundo país de Centroamérica en declarar el estado de emergencia para combatir los delitos de las pandillas como la extorsión.
Durante años, las pandillas callejeras han cobrado dinero por protección a los conductores de autobuses y taxis y a los propietarios de tiendas en Honduras, al igual que en el vecino El Salvador.
A última hora del jueves, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, propuso una medida para limitar los derechos constitucionales con el fin de acorralar a los pandilleros.
“Este gobierno socialdemócrata le declara la guerra a la extorsión, como desde el primer día le ha declarado la guerra a la corrupción, a la impunidad y al narcotráfico”, dijo Castro. La medida aún debe ser aprobada por el Congreso. “Vamos a erradicar la extorsión en todos los rincones de nuestro país”.
El viernes, Jorge Lanza, el líder de los operadores de autobuses en Honduras, apoyó la medida, diciendo que los conductores de autobuses estaban cansados de ser amenazados y asesinados por no pagar el dinero de protección. Lanza dijo que los conductores llevaban años pidiendo que se tomaran medidas enérgicas.
“No podemos aguantar más que maten a los trabajadores y paguen extorsiones”, dijo Lanza. “Esperamos que estas medidas funcionen y se mantengan”.
Lanza dijo que 50 conductores han sido asesinados en lo que va de 2022, y un total de 2.500 han sido asesinados en los últimos 15 años. Estimó que las empresas y los conductores han pagado una media de unos 10 millones de dólares al mes a las bandas para poder operar.
Honduras no ha especificado exactamente en qué consistiría el estado de excepción, pero normalmente este tipo de medidas suspenden temporalmente las normas normales que regulan las detenciones y los registros; en ocasiones también se aplican límites a la libertad de expresión y de reunión.
En el vecino El Salvador, el presidente Nayib Bukele solicitó al Congreso que le concediera poderes extraordinarios después de que se culpara a las bandas de 62 asesinatos el 26 de marzo, y ese decreto de emergencia se ha renovado cada mes desde entonces. Suspende algunos derechos constitucionales y da a la policía más poderes para detener y retener a los sospechosos.
Esta medida ha demostrado ser popular entre el público de El Salvador, y ha dado lugar a la detención de más de 56.000 personas por supuestos vínculos con las bandas.
Pero las organizaciones no gubernamentales han contabilizado varios miles de violaciones de los derechos humanos y al menos 80 muertes de personas detenidas durante el estado de excepción.
Los activistas de derechos humanos afirman que a menudo se detiene a los jóvenes sólo por su edad, apariencia o por vivir en un barrio marginal dominado por las bandas.