Xi visita Arabia Saudí para impulsar su economía
BEIJING (AP) – El líder chino, Xi Jinping, asistirá esta semana a un par de cumbres regionales en Arabia Saudí, en medio de los esfuerzos por impulsar el crecimiento económico lastrado por las estrictas medidas contra el COVID-19.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo el miércoles que Xi asistirá a la Cumbre inaugural China-Estados Árabes y a una reunión con los líderes de las seis naciones que conforman el Consejo de Cooperación del Golfo en la capital saudí de Riad. Su visita de Estado a Arabia Saudí finalizará el sábado.
La asistencia de Xi a la Cumbre China-Estados Árabes marca el “mayor acontecimiento diplomático y de más alto nivel entre China y el mundo árabe desde la fundación de la República Popular China y se convertirá en un hito que marcará una época en la historia de las relaciones chino-árabes”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Mao Ning a los periodistas en una sesión informativa diaria el miércoles.
Mao dijo que China espera que la cumbre establezca una agenda futura para las relaciones entre ambas partes y “ayude a construir entendimientos comunes más estratégicos sobre los principales asuntos regionales e internacionales… y a defender el multilateralismo.”
Esto último era una aparente referencia a los esfuerzos de China por desafiar el orden internacional dominado por Estados Unidos, en el que Pekín ha encontrado una causa común con Rusia, Irán y otros Estados hostiles a Washington.
La visita de Xi subraya el papel de China como segunda economía mundial y principal fuente de inversiones en el exterior, últimamente bajo la rúbrica de la emblemática “Iniciativa de la Franja y la Ruta” de Xi y la más reciente “Iniciativa de Desarrollo Global”. El objetivo de estos programas es que las empresas chinas construyan y financien carreteras, centrales eléctricas, puertos y otras infraestructuras por toda Asia y más allá, aumentando enormemente la influencia de Pekín en el mundo en desarrollo.
Hasta ahora, su éxito ha sido limitado, entre acusaciones de que muchos de los proyectos son impracticables, excesivamente caros e inasequibles para las naciones, en su mayoría pobres, que los asumen.
Para alimentar la enorme demanda china, el país importa la mitad del petróleo que consume. La mitad de esas importaciones proceden de Arabia Saudí, por valor de decenas de miles de millones de dólares anuales.
El crecimiento económico de China llevaba años en constante declive y sufrió un duro golpe con los cierres patronales impuestos en todo el país como respuesta a la pandemia de COVID-19.
El crecimiento económico chino repuntó hasta el 3,9% respecto al año anterior en los tres meses que finalizaron en septiembre, por encima del 2,2% de la primera mitad del año, pero aún muy por debajo del objetivo del gobierno.
El miércoles, China anunció una serie de medidas que revocaban algunas de sus restricciones más draconianas contra el virus COVID-19, incluida la limitación de los cierres patronales y la orden a las escuelas sin infecciones conocidas de reanudar las clases normales.
El Partido Comunista chino, en el poder, comparte muchas de las tendencias autoritarias de Arabia Saudí y otros países del Golfo, lo que protege a Pekín de las críticas por sus duras políticas hacia los uigures y otras minorías musulmanas. Más de un millón han sido enviados a centros de detención donde, según denuncian, se les obliga a denunciar el Islam y a jurar lealtad a Xi y al partido.
Pekín niega las acusaciones, afirmando que han estado proporcionando formación laboral y librando a los musulmanes de tendencias extremistas, separatistas y terroristas.
Sin grandes diferencias entre ellos en materia de derechos humanos, es “probable que el tono de la visita de Xi sea mucho más positivo” que el de la visita realizada a principios de año al reino por el presidente estadounidense, Joe Biden, señaló en un informe la consultora de riesgo político Eurasia Group.
“Sin embargo, la relación aún tiene un largo camino por recorrer si quiere llegar a ser tan profunda y matizada como los lazos entre Arabia Saudí y Estados Unidos”, señala el informe.
A pesar de las anteriores promesas de Biden de responsabilizar al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, del asesinato de un periodista estadounidense, su administración dijo el mes pasado que el alto cargo del príncipe debería protegerle de una demanda por su papel. Un juez federal estadounidense desestimó el martes la demanda.
El ejército estadounidense ha salvaguardado durante mucho tiempo a Arabia Saudí de enemigos externos, a cambio de que este país mantenga a flote los mercados mundiales del petróleo.
El viaje a Arabia Saudí marca un nuevo movimiento de Xi para restaurar su perfil global después de pasar la mayor parte de la pandemia dentro de China. La visita es sólo el tercer viaje al extranjero de Xi desde principios de 2020.
También se produce en medio de preguntas sobre el apoyo del público chino a Xi, que ha reprimido implacablemente la libertad de expresión y purgado a sus rivales políticos. Xi recibió un tercer mandato de cinco años como líder en octubre, pero las protestas callejeras contra las políticas de “cero-COVID” el mes pasado vieron el desafío público más significativo a su gobierno y pueden haber provocado una relajación de algunos.medidas.
Las empresas chinas se han convertido en actores importantes en el movimiento de Arabia Saudí para mejorar sus infraestructuras, entre ellas empresas constructoras y el gigante de las telecomunicaciones Huawei. Se espera que se firmen más acuerdos durante la visita de Xi, incluso en el sector de la defensa, donde Arabia Saudí ha dado muestras de alejarse de su tradicional dependencia de Estados Unidos.
“La visita saudí permitirá a Xi ser el centro de atención y los líderes regionales se mostrarán receptivos a la perspectiva china”, señala Eurasia Group en su informe. “Que estos intercambios se produzcan en un contexto de relaciones desafiantes entre las capitales de Oriente Medio y Washington no pasará desapercibido para Pekín”.