Twitter dice que suavizará su prohibición de 3 años sobre la publicidad política, el último cambio de Elon Musk en su intento de aumentar los ingresos después de comprar la plataforma de medios sociales el año pasado.
La compañía tuiteó a última hora del martes que “estamos relajando nuestra política de anuncios para los anuncios basados en causas en los EE.UU.”
“También planeamos ampliar la publicidad política que permitimos en las próximas semanas”, dijo la compañía desde su cuenta de seguridad en Twitter.
Twitter prohibió toda la publicidad política en 2019, reaccionando a la creciente preocupación por la desinformación que se propaga en las redes sociales.
En ese momento, el entonces CEO Jack Dorsey dijo que si bien los anuncios en Internet son poderosos y efectivos para los anunciantes comerciales, “ese poder conlleva riesgos significativos para la política, donde puede usarse para influir en los votos para afectar las vidas de millones.”
La última medida parece representar una ruptura con esa política, que había prohibido los anuncios de candidatos, partidos políticos o funcionarios gubernamentales electos o designados.
La publicidad política constituyó una astilla de los ingresos totales de Twitter, representando menos de 3 millones de dólares del gasto total para las elecciones de mitad de período de 2018 en Estados Unidos.
Al revertir la prohibición, Twitter dijo que “la publicidad basada en causas puede facilitar la conversación pública en torno a temas importantes” y que el cambio alineará la política publicitaria de la plataforma con la de “la televisión y otros medios de comunicación”, sin proporcionar más detalles.
Facebook levantó en marzo de 2021 la prohibición de anuncios políticos y de temas sociales que había puesto en marcha tras las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020.
Musk se presenta como un guerrero de la libertad de expresión y compró Twitter porque aparentemente creía que no estaba a la altura de su potencial como plataforma de libertad de expresión. Pero el multimillonario CEO de Tesla se ha visto obligado a hacer enormes recortes de costes y a luchar por encontrar más fuentes de ingresos para justificar la compra de 44.000 millones de dólares.