Pocas series han hecho que Hollywood y sus residentes hambrientos de fama parezcan más lamentables, vergonzosos y totalmente asquerosos como The Real Bling Ring: Hollywood HeistEl grupo de adolescentes de Los Ángeles que cometió una serie de robos -incluyendo, como es sabido, en las casas de celebridades como Paris Hilton, Audrina Patridge, Rachel Bilson, Orlando Bloom y Lindsay Lohan- a mediados y finales de la década de 2000. La docuserie del director Miles Blayden-Ryall, basada en entrevistas con dos de los principales miembros de la banda, cuenta la historia de cómo una incipiente cultura pop centrada en la realidad y el auge de las redes sociales contribuyeron a crear un grupo de chicos con derecho a llamar la atención que creían que el mundo era suyo y que el escándalo era un camino seguro hacia el estrellato. Y así fue, en cierto sentido, una noción subrayada por el hecho de que ahora son titulares de su propio proyecto de Netflix.
La versión de no ficción de la historia que Sofia Coppola dramatizó con la película de 2013 The Bling Ring, The Real Bling Ring: Hollywood Heist está protagonizada por Nick Prugo, que cuando era estudiante de secundaria comenzó a robar vehículos de lujo en Los Ángeles y sus alrededores con su amiga Rachel Lee. Para entonces, Nick ya había tenido un puñado de trabajos en la televisión, pero, según cuenta, lo que más le gustaba de la industria no era tanto el oficio de actor como las recompensas. Así, su pasatiempo ilícito con Rachel le satisfacía intensamente, permitiéndole configurarse como un rico y elegante personaje de interés. Teniendo en cuenta que era la época de los albores de Hilton, Kim Kardashian, Los Osbournes y la insta-celebridad de TMZ, que no se basaba en el talento sino en el glamour, la riqueza, el escándalo y la notoriedad, Nick estaba convencido de que estaba tan hecho para la fama como cualquier otro.
Después de haber podido entrar virtualmente en las casas y las vidas de estos creadores de tendencias del siglo XXI (a través de Cunas y el sitio sensacionalista de Perez Hilton), Nick sintió que tenía todo el derecho a entrar literalmente en sus moradas, algo que pronto empezó a hacer con Rachel. Al mismo tiempo, se hizo amigo de Alexis Neiers (ahora Alexis Haines), quien, junto con su hermana Gabrielle y su mejor amiga/hermana adoptada Tess, fueron preparadas para la fama de los realities por su madre Andrea, que se presenta en The Real Bling Ring: Hollywood Heist como una madre del infierno del mundo del espectáculo. Una ex pin-up que admite que fuma hierba con sus hijas (para conseguir su aceptación) y promueve su El secreto-inspirada en la idea de que los objetivos se manifiestan a través del pensamiento positivo -un sentimiento con el que adoctrinó a sus hijas a través de mantras diarios sobre la prosperidad en el negocio del entretenimiento-, Andrea se presenta como una alegre lunática que crió a Alexis para que valorara la celebridad por encima de todo. Fue una estrategia superficial que funcionó, consiguiendo para el clan un ¡E! sobre sus vidas (Pretty Wild) producido por Amber Mazzola y Gennifer Gardiner.
Mientras intentaba lanzar su carrera en la pequeña pantalla, Alexis también estaba recogiendo los frutos del trabajo ilegal de Nick y Rachel, y finalmente aceptó unirse a ellos (y a su cómplice Diana Tamayo) cuando robaron en la casa de Bloom 550.000 dólares en objetos de valor. The Real Bling Ring: Hollywood Heist presenta versiones contradictorias y risiblemente autocomplacientes de ese evento por parte de Nick y Alexis, aunque la verdad no es difícil de averiguar. Ambos adolescentes, junto con sus compañeros, eran niños salvajes que se divertían y abusaban de las drogas, y que anhelaban ser como sus padres. Us Weekly ídolos que no tenían reparos en colarse en sus mansiones, tomar y usar sus cosas, y abrazar la infamia que siguió, hasta el punto de que la propia acusación de Alexis se convirtió no sólo en un argumento para Pretty Wildsino el verdadero gancho narrativo que Mazzola y Gardiner habían codiciado para justificar toda la empresa.
The Real Bling Ring: Hollywood Heist es un ejemplo de libro de texto de la serpiente que se come su propia cola, con hombres y mujeres jóvenes que hacen lo que sea necesario para realizar sus sueños de paparazzi, y luego se hacen famosos por esas mismas acciones. Nick es abierto y directo sobre sus ambiciones y la baja autoestima que las originó, mientras que Alexis está mucho más a la defensiva sobre su conducta y las motivaciones que la sustentan. En ambos casos, sin embargo, está claro que toda una vida en la burbuja de Hollywood cultivó en ellos un anhelo instintivo de ser el centro de atención, así como de los zapatos de diseño, los bolsos y lajoyas. En resumen, se muestran vacuos, materialistas y amorales, dispuestos a permitirse cualquier comportamiento que pueda favorecer sus objetivos, y la franqueza de Nick y la mordacidad de Alexis juegan como dos caras de la misma moneda: continuando los esfuerzos calculados para manicurar su imagen pública en beneficio personal.
“En resumen, se muestran vacuos, materialistas y amorales, dispuestos a permitirse cualquier comportamiento que pueda favorecer sus objetivos…”
Las revelaciones posteriores de que el abogado defensor de Alexis, Jeffrey Rubenstein, supuestamente participó en escenas de guión poco sinceras de Pretty Wildque el detective de la policía de Los Ángeles, Brett Goodkin, consultó en la película de Coppola The Bling Ring, y que Nick eligió a un abogado basándose en su aspecto y en sus hilos en lugar de en sus credenciales (¡ups!) sólo amplían The Real Bling Ring: Hollywood Heistde los angelinos como absurdamente obsesionados con la fama. Aunque esto no es una sorpresa, la docuserie de Blayden-Ryall lo pone de relieve, ya que se debate entre la censura y la celebración de sus protagonistas, presentándolos como ladrones codiciosos y, al mismo tiempo, adornando su historia con el tipo de estilo ostentoso y de “mírame” (recreaciones dramáticas llamativas, efectos deslumbrantes, narración de Nick que rompe la cuarta pared) que es precisamente lo que anhelaban en primer lugar. Es un enfoque que tiene ambos lados y que es menos complicado que desordenado, aunque permite que Nick se ahorque figurativamente con cada admisión alegre sobre la excitación sin remordimientos que sintió durante sus excursiones de irrumpir y entrar.
La vacuidad de este mundo del espectáculo y de la gente que produce se hizo patente durante el apogeo de Lohan, Hilton y sus compañeros de discoteca, y The Real Bling Ring: Hollywood Heist lo revisa con la debida exactitud, aunque con escasa perspicacia. Del mismo modo, el papel de la tecnología en el fomento de esta cultura moderna de las celebridades, así como en la facilitación de los crímenes de Nick y compañía, resulta otra faceta poco esclarecedora de esta saga, cuya conclusión final parece ser que la juerga del Bling Ring fue un subproducto de un momento particular en el tiempo que, de manera deprimente, no parece haber pasado todavía.