Durante un cuarto de siglo, las curvas, la melena y el trasero de Beyoncé, sus trajes con incrustaciones de piedras preciosas y sus corsés de tetas cubiertos de Swarkovski, su descaro y sus tacones de aguja rosa intenso, y su presencia olímpica en el escenario han cautivado a las filas sagradas de la iconografía gay. […]Read More