Kate Berlant se retuerce la cara en un primer plano, con sus rasgos arrugados y extendidos en una pantalla frente a nosotros, inmersa en una pantomima autogenerada de querer llorar. La gimnasia facial, la desesperación por parecer triste tan rápidamente, por arrancar lágrimas, una sola lágrima, para la cámara, su objeto de lujuria y tormento. […]Read More