Studio Ghibli se une a Star Wars en los tres minutos más bonitos del año

Hace tres años, nuestras vidas cambiaron para siempre: Conocimos a Baby Yoda. Disney+ se lanzó el 12 de noviembre de 2019 con el spin-off de la serie de televisión Star Wars The Mandalorian que se estrenará junto a ella. En teoría, la serie trata sobre el mandaloriano (Pedro Pascal), pero desde el momento en que apareció esa versión de Yoda en tamaño de una pinta, la serie se convirtió en todo lo relacionado con ese adorable amiguito.

Para celebrar ese día tan señalado, Lucasfilm ha lanzado un corto especial sobre el bebé Yoda, en exclusiva en Disney+. Pero no se trata de un simple juego de Bebé Yoda sacado del plató de El Mandaloriano. “Zen – Grogu and Dust Bunnies” ha sido producido en colaboración con uno de los estudios con más talento, historia y éxito creativo del cine: Studio Ghibli. El resultado es un tesoro de tres minutos impresionante, encantador e increíblemente adorable.

Hay que admitir que esta película dibujada a mano no tiene gran cosa. Grogu (el nombre real de Baby Yoda) está meditando, utilizando la Fuerza para levitar del suelo mientras se hace uno con su espíritu interior. Pronto le interrumpe un conjunto de “conejitos de polvo” de ojos grandes y rebotando. susuwataricomo se les conoce en japonés. Estos sprites son personajes icónicos de Studio Ghibli, que aparecen en las películas Mi vecino Totoro y en la oscarizada Spirited Away.

Lo que sigue es una danza cinética e impresionista entre Grogu y los conejitos de polvo, mientras el pequeño Jedi intenta escapar de estas pequeñas molestias. En una magnífica toma se ve a Grogu saltando hacia adelante, tratando de poner más espacio entre él y los sprites que le siguen; cuando se detiene para ver si los ha perdido, un conejito de polvo le golpea justo en la cara, haciéndole caer de espaldas. Es una secuencia muy bien ilustrada y fluida, en consonancia con la energía palpable que define las obras más conocidas de Ghibli.

Otro aspecto que distingue a este simpático cortometraje es su aspecto único. No se trata simplemente de una obra de anime dibujada a mano; el director Katsuya Kondo empleó un estilo que recuerda a la caligrafía japonesa, shodo, por “Zen”. Los personajes están dibujados con pinceladas gruesas, un mínimo de colorido y sobre un fondo que parece papel de arroz tradicional. Kondo toma prestada una convención artística auténtica e históricamente japonesa para la contribución de Ghibli al canon de La Guerra de las Galaxias; es un material sorprendentemente brillante.

Y lo que es más importante, este corto es Grogu en su máxima expresión. El plano final es el del pequeño amigo verde haciendo las paces con sus nuevos amigos sprites, después de que estos le presenten una ofrenda de paz: una bonita flor. Al fin y al cabo, si por algo es conocido Ghibli en todo el mundo es por su capacidad para entrelazar lo fantástico con lo adorable. Eso es un poco reduccionista: películas como Spirited Away, La princesa Mononoke, y Castillo en el cielo son más que bonitas. Se encuentran entre las películas más evocadoras, bien construidas y satisfactorias que jamás se hayan hecho, independientemente del medio. Pero también son muy bonitas, como lo es mi chico Baby Yoda.

Si tienes tres minutos -y los tienes si has llegado hasta aquí- te debes a ti mismo ver este pequeño y perfecto corto. Hazlo por Baby Yoda.

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