CIUDAD DE MÉXICO (AP) – La Comisión de la Verdad creada para esclarecer las desapariciones de 43 estudiantes en 2014 en el sur de México dijo el jueves que el ejército fue responsable al menos de no detener los secuestros porque un soldado se había infiltrado en el grupo de estudiantes y el ejército sabía lo que estaba sucediendo.
El 26 de septiembre de 2014, la policía local de la ciudad de Iguala, miembros del crimen organizado y autoridades secuestraron a 43 estudiantes en autobuses. Los estudiantes eran de una escuela rural de maestros llamada Ayotzinapa en otro lugar del estado de Guerrero y periódicamente requisaban autobuses para su transporte.
El gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto presentó como la “verdad histórica” que los estudiantes fueron entregados a una banda de narcotraficantes que los asesinó, incineró sus cuerpos en un basurero de la cercana Cocula y arrojó los restos calcinados a un río.
Las investigaciones realizadas por peritos independientes y por la Procuraduría General de la República, y corroboradas por la Comisión de la Verdad, han descartado desde entonces la incineración en el basurero de Cocula, aunque los fragmentos de huesos quemados recuperados han servido para identificar a tres de los estudiantes desaparecidos.
El subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, quien encabeza la comisión, dijo el jueves que se trató de un “crimen de Estado”, en el que estuvieron involucrados funcionarios de todos los niveles de gobierno.
Dijo que el Ejército es responsable, “por acción, omisión o negligencia”.
Uno de los estudiantes secuestrados era un soldado que se había infiltrado en la escuela y, sin embargo, el ejército no lo buscó a pesar de que tenía información en tiempo real sobre lo que estaba sucediendo, dijo. Encinas dijo que la inacción violó los protocolos del ejército para casos de soldados desaparecidos.
El Ministerio de Defensa no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Encinas también dijo que al más alto funcionario implicado en el caso, Tomás Zerón, se le había ofrecido un trato a cambio de su cooperación.
Zerón está acusado de tortura y desaparición forzada y se le considera prófugo mientras reside en Israel. Zerón, quien supervisó la agencia de investigación criminal de la Procuraduría General de la República y también su trabajo forense en el caso, es considerado el autor de la versión de los hechos del gobierno de Peña Nieto.
A ocho años de distancia, no ha habido evidencia de que los estudiantes puedan estar vivos.
Encinas también revivió la hipótesis de que el origen de los secuestros estaba ligado al activo narcotráfico de la región. Dijo que un autobús pasó esa noche por 16 puestos de seguridad federales sin ser detenido, a pesar de las comunicaciones interceptadas en las que se hablaba de la “mercancía” que transportaba. “Y la mercancía es droga o dinero”, dijo.
Una investigación realizada en 2016 por expertos independientes descubrió que la policía federal había sacado a los estudiantes del llamado “quinto autobús” y luego lo escoltó fuera de Iguala. Los investigadores sospechaban que el autobús formaba parte de una ruta de tráfico de heroína desde las montañas de Guerrero hasta Chicago y que los estudiantes, sin saberlo, lo habían secuestrado junto con su carga ilícita desencadenando el episodio.
Las familias de los desaparecidos han mantenido la presión sobre el gobierno a lo largo de los años, exigiendo que la investigación se mantenga abierta y se amplíe para incluir a los militares, que tienen una gran base en Iguala y sin embargo no intervinieron.