Megan Thee Stallion sube de nivel y arremete contra ‘Traumazine’
Contra todo pronóstico, Megan Thee Stallion se está preparando para una nueva etapa. Después de una complicada batalla legal de dos años con su actual sello discográfico, 1501 Certified Entertainment, la rapera de Houston podría emanciparse pronto de lo que ella considera un contrato “desmesurado”, lo que la liberaría para firmar con un gran sello más adecuado para su nivel de estrellato, posiblemente Roc Nation, con quien ya tiene un acuerdo de gestión.
Todo depende de si su última demanda contra 1501 -que impugna la afirmación de la discográfica de que su lanzamiento de 2021 Something for Thee Hotties no es técnicamente un álbum y, por lo tanto, no cumple con la cuota necesaria para cumplir con su contrato. De no ser así, Megan debe otro álbum a la discográfica con sede en Houston, que cobra una cantidad absurda de derechos de autor por prácticamente todas sus aventuras comerciales. Sin embargo, esta semana pasada, la joven de 27 años parecía optimista, aunque no segura, sobre lo que le depara el futuro, twitteando este mensaje a sus fans el miércoles.
“Todos ustedes saben que siempre tengo problemas con la caída de mi música bajo este sello, todos estos juegos y tener que ir a la corte sólo para poner mi arte ha sido tan estresante. Gracias a ustedes por acompañarme a través de esta mierda, casi hemos terminado. VAMOS A CONCENTRARNOS Y A HACER FUNCIONAR ESTE ÚLTIMO”.
Ese “último” (crucemos los dedos) se refiere al último álbum de Megan Thee Stallion, Traumazine, que llegó auspiciosamente en la medianoche del viernes. Muy poco precedió a la rapera anunciando su segundo álbum de estudio esa misma mañana, aparte de los singles “Plan B” y “Pressurelicious” y un teaser visual publicado en Instagram a principios de esta semana, lo que hace que el lanzamiento del álbum parezca apresurado en lugar de una sorpresa más estratégicamente planificada. Asimismo, es posible que te preguntes: ¿Cuál es el valor de un álbum que se presenta abiertamente a los oyentes como una comprobación de una lista de tareas? ¿Y hasta qué punto deberían los fans tener en cuenta este cuerpo de trabajo en el catálogo de Megan y su narrativa más amplia como artista?
Por suerte para todos los Hotties, Megan Thee Stallion rara vez hace algo en vano (aparte de los vídeos de twerking, quizá). Ya sea escupiendo potentes barras o creando lujosos vídeos musicales de alto concepto, la rapera nunca deja de ejercitar un músculo que, en última instancia, la ayudará a convertirse en un formidable icono del hip-hop. En el caso de Traumazinesu última hazaña musical es un delicioso paso adelante tras un álbum de debut bastante decepcionante y una serie de singles sin brillo. Y lo que es más importante, es un emocionante vistazo a lo que puede ser su futuro cuando se le concedan los recursos que merece.
“Ya sea escupiendo potentes barras o creando lujosos vídeos musicales de alto concepto, la rapera nunca deja de ejercitar un músculo que, en última instancia, la ayudará a convertirse en un formidable icono del hip-hop.”
A estas alturas, Megan ha dado a los fans y a los críticos suficiente música para entender sus puntos fuertes y débiles como artista. Y en Traumazinese nota que ha tomado algunas notas. Por un lado, la selección de ritmos en este disco es una mejora importante con respecto a la producción medio cocida y francamente tonta de su primer álbum de estudio, Good News, que suscitó tibias reacciones de los fans y sólo generó un éxito certificado, “Body”. (El “Savage Remix” con Beyoncé se añadió al álbum sólo después de que llegara al número 1). Aquel proyecto era descarado y enérgico, Traumazine-en consonancia con su nefasto título, pero no necesariamente con sus temas- es más en clave menor; un poco más oscuro y suelto. Gran parte del álbum tiene la soltura y la confianza de su querida mixtape de 2018 Tina Snow.
Traumazine se abre con la feroz “NDA”, un título que da a entender que es urgente derramar té. El tema es más bien una oportunidad para que Megan hable de mierda y lance amenazas a los que difunden chismes: “Y la próxima de vosotras, putas, que quiera ser atrevida / Voy a comprobarlo / Y el próximo de vosotros, blogs, que quiera difundir mentiras, os voy a demandar”. (Por “blogs”, la rapera se refiere probablemente a las cuentas de redes sociales de The Shade Room e HipHopDX, que fueron criticadas por difundir propaganda a favor del rapero Tory Lanez, quien Megan alega que le disparó en el pie en 2020. Su juicio está programado para el próximo mes).
Hablando de ese duende de Keebler, algunos oyentes podrían sorprenderse de lo poco que Megan aborda a Lanez a lo largo del álbum, dado lo mucho que el incidente ha ensombrecido su carrera. Pero, ¿por qué debería hacerlo, si ya le dedicó una canción entera en su primer álbum?y sus presuntos delitos son ampliamente conocidos a estas alturas? Todavía hay un montón de enemigos para Megan para asesinar verbalmente, incluyendo el “falso-culo, snake-culo, backstabbin ‘, hatin’-ass, no money-gettin’-ass bitches” que ella llama en “Ungrateful”, que cuenta con su compañero rapero del Sur Key Glock.
En “Not Nice”, que tiene uno de los mejores ganchos del álbum, la cantante aborda de forma incisiva las realidades que la han convertido en el blanco del odio y la apatía de la gente. “Supongo que mi piel no es lo suficientemente clara”, rapea con naturalidad. “Mi dialecto no es lo suficientemente blanco / O tal vez simplemente no tengo la forma para hacer que estos n—-s givе una mierda”.
Entre las confesiones más frustradas esparcidas por el disco, Megan todavía encuentra tiempo para divertirse y ponerse friki con canciones como “Budget”, que cuenta con un divertido verso invitado de Latto, “Ms. Nasty” y “Her”, que la gente puede añadir a su Renaissance-inspiradas en el baile. El décimo tema, “Scary”, con el criminalmente infravalorado Rico Nasty, es claramente la apuesta de Megan por usurpar a la cantante pop Kim Petras como reina de Halloween, con referencias a R.L. Stine, Candymany Bloody Mary; por no hablar de que está ambientada con humor con el tipo de música genéricamente espeluznante que se escucha en una casa encantada.
La muy cachonda “Red Wine”, en la que Megan invita a alguien a que le pegue la polla en la frente, sería tan divertida como su letra si no fuera por su temblorosa voz en el gancho. De hecho, la capacidad de Megan para cantar es una vez más un obstáculo en este disco, ya que sigue adentrándose en el territorio del R&B, del slow-jam, pero claramente no ha sido instruida sobre cómo utilizar adecuadamente su voz o cuándo confiar en las contribuciones de los cantantes reales. Este problema aparece de nuevo en el dúo discotequero “Star” con la artista de R&B Lucky Daye, y en “Flip Flop”, en el que el intento de Megan de ofrecer un estribillo evocador acaba sonando como una patética canción infantil.
Traumazine no se basa realmente en un concepto particular, a pesar de que el título y los visuales correspondientes insinúan algo más concreto y cohesivo. La selección de la lista de canciones lo demuestra: no tiene sentido que Megan haya decidido cerrar este álbum con “Sweetest Pie”, su mediocre colaboración pop con Dua Lipa, después de un notable estilo libre con las leyendas de Houston Sauce Walka y los miembros originales de Screwed Up Click, Lil’ Keke y Big Pokey.
A pesar de estos fallos, Traumazine señala el crecimiento de una artista que podría acomodarse fácilmente por ser una de las mujeres más populares del planeta. Incluso cuando la producción no es perfecta, te recuerdan que ninguna rapera de la corriente principal ofrece barras tan intimidantes y frases ingeniosas con tanta constancia como Megan. Casi da miedo pensar en el tipo de discos que hará dentro de unos años.