MANILA, Filipinas (AP) – Presuntos rebeldes comunistas mataron a dos soldados en un ataque el jueves en una provincia del norte de Filipinas donde las tropas están ayudando a los residentes a recuperarse de un fuerte terremoto, dijo el ejército.
El ataque de presuntos guerrilleros del Nuevo Ejército del Pueblo en la ciudad de Malibcong, en la provincia de Abra, también hirió a un soldado y dejó a otro desaparecido, dijeron los militares. No estaba claro si el soldado desaparecido fue capturado por los rebeldes.
La provincia se vio afectada el domingo por un terremoto de magnitud 6,4 que se sintió en una amplia franja de la principal región del norte de Luzón. Al menos 44 personas resultaron heridas por el seísmo, que dañó más de 2.000 casas, escuelas, hospitales e iglesias de piedra, y provocó el cierre nocturno de un aeropuerto internacional, según informaron los responsables de la catástrofe.
Mientras ayudan a la región a recuperarse, las autoridades locales también se preparan para una tormenta que podría azotar Abra y otras provincias cercanas.
Los funcionarios militares condenaron enérgicamente el asalto rebelde. Los soldados que fueron atacados habían recibido la orden de regresar al campamento desde las patrullas de contrainsurgencia para su posible despliegue en las aldeas afectadas por el terremoto, dijeron.
“Esta espantosa emboscada contra nuestros soldados en modo de respuesta a la catástrofe es otra prueba de su crueldad e inhumanidad hacia nuestros compatriotas”, dijo la general de brigada Audrey Pasia en un comunicado.
Pasia dijo que los militares seguirían prestando ayuda a la región devastada por el terremoto a pesar del ataque.
No hubo reacción inmediata de la guerrilla comunista.
La fuerza rebelde maoísta se estableció en 1969 con sólo unos 60 combatientes armados en la región norte del país, pero se expandió gradualmente por todo el país y se convirtió en una de las insurgencias comunistas más duraderas de Asia.
La guerrilla sigue siendo una amenaza clave para la seguridad nacional a pesar de los reveses en las batallas, las rendiciones y las luchas internas. La rebelión ha dejado unos 40.000 combatientes y civiles muertos y ha frenado el desarrollo económico en regiones remotas en las que, según el ejército, siguen activos unos cuantos miles de insurgentes.