ACCRA, Ghana (AP) – Los líderes regionales de África Occidental impusieron el domingo nuevas sanciones a Malí, suspendiendo la mayor parte del comercio y la ayuda financiera al país después de que sus gobernantes militares dijeran que permanecerían en el poder durante cuatro años más en lugar de celebrar unas elecciones el mes que viene como habían prometido.
En una amenaza velada ante una posible presión militar, el bloque regional conocido como CEDEAO activó su fuerza de reserva, diciendo que “tendrá que estar preparada para cualquier eventualidad.”
Las sanciones suponen las mayores consecuencias para Malí hasta la fecha, e incluyen el cierre de las fronteras terrestres y aéreas con otros países pertenecientes a la CEDEAO, según un comunicado emitido tras una reunión de un día de duración en la capital de Ghana.
La junta dirigida por el coronel Assimi Goita había acordado inicialmente celebrar unas nuevas elecciones a finales de febrero, 18 meses después de tomar el poder por primera vez. Ahora, la cúpula militar dice que las próximas elecciones presidenciales tendrán lugar en 2026, lo que dará a Goita cuatro años más en el poder.
En un comunicado, los líderes regionales calificaron este calendario de “totalmente inaceptable” y dijeron que “simplemente significa que un gobierno militar ilegítimo de transición tomará como rehén al pueblo maliense durante los próximos cinco años.”
Las sanciones comerciales no se aplicarán a productos esenciales como productos farmacéuticos y suministros y equipos médicos para luchar contra el COVID-19. También se excluyen los productos petrolíferos y la electricidad, según el bloque regional.
Pero todos los activos financieros de Malí depositados en el banco central del bloque regional y en otros bancos comerciales serán bloqueados. Y la CEDEAO suspenderá su ayuda financiera a Malí. Las sanciones anteriores sólo se dirigían a los dirigentes de la junta con la prohibición de viajar y la congelación de activos.
Tras derrocar al presidente democráticamente elegido de Malí, el líder golpista Goita había prometido devolver rápidamente el país al régimen democrático. Sin embargo, las dudas sobre sus intenciones se agudizaron después de que, nueve meses más tarde, diera un segundo golpe de Estado, expulsando a los líderes civiles de la transición y convirtiéndose él mismo en presidente.
La junta de Malí sostiene que no se pueden celebrar elecciones debido a la creciente inseguridad en todo el país, donde los extremistas islámicos han estado luchando contra una insurgencia de una década de duración. También dicen que es esencial redactar una nueva constitución y presentarla a los votantes en un referéndum, una tarea larga que allanaría el camino para nuevas elecciones locales y legislativas antes de cualquier votación presidencial.
El ejército francés, que ayudó a expulsar a los militantes del poder en el norte de Malí en 2013, está ahora en proceso de reducir su presencia de tropas en Malí. Muchos temen que su salida no haga más que agravar la crisis, a pesar de la presencia de las fuerzas de paz de la ONU y de las fuerzas regionales que refuerzan los esfuerzos de las tropas malienses.
Los críticos de la junta temen que la agitación política debilite aún más la respuesta de los militares malienses a los ataques de los extremistas islámicos en un momento en el que tendrán que asumir cada vez más la responsabilidad de luchar contra los militantes.
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Krista Larson informó desde Dakar, Senegal.