TUNIS, Túnez (AP) – Los líderes de los países francófonos se reunieron el sábado en una isla de Túnez para discutir el alivio de la deuda, la migración y la escasez de alimentos y energía, con un costo de vida en aumento en toda África, Europa y Oriente Medio debido a la guerra en Ucrania como telón de fondo.
El presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y los presidentes de seis naciones africanas asistían a la 18ª reunión anual de la Organización Internacional de la Francofonía, de 88 miembros, que promueve las relaciones entre las naciones que utilizan el francés como lengua principal.
El Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también estuvo en Túnez para la cumbre de dos días, la primera reunión de la organización en tres años tras los cierres por pandemia y las restricciones de viaje.
Louise Mushikiwabo, secretaria general del grupo y ex ministra de Asuntos Exteriores de Ruanda, dijo que los participantes tienen previsto emitir una declaración final sobre las principales cuestiones políticas, sociales y económicas después de que la cumbre termine el domingo.
También se centrarán en “las formas de impulsar el uso de la lengua francesa en Europa y en las instituciones internacionales, ya que su uso disminuye en comparación con el inglés”, dijo Mushikiwabo.
Los presidentes de Senegal, Costa de Marfil, Gabón, Mauritania, Níger y Burundi representan a más de 320 millones de francófonos de todo el continente africano, incluido Túnez, dijeron los organizadores.
La cumbre y la reunión de dos días del foro económico de la organización, que tendrá lugar la semana próxima, se desarrollan en medio de fuertes medidas de seguridad. Túnez está sumido en una crisis política y económica.
Para preparar las reuniones internacionales, las autoridades también han renovado Djerba, construyendo nuevas carreteras y mejorando las infraestructuras de la isla, que es un importante centro turístico y alberga varios lugares históricos, como una de las sinagogas más antiguas de África.
Se espera que las reuniones refuercen el prestigio del presidente tunecino Kais Saied, criticado por Occidente por haberse autoconcedido amplios poderes en el último año tras destituir al primer ministro y disolver el parlamento.
Said dijo que las medidas eran necesarias para salvar al país norteafricano en medio de una prolongada crisis política y económica, y muchos tunecinos las acogieron con satisfacción. Pero los críticos y los aliados occidentales dicen que la toma de poder puso en peligro la joven democracia de Túnez.
El mes pasado, el gobierno tunecino llegó a un acuerdo preliminar con el Fondo Monetario Internacional sobre un préstamo de 1.900 millones de dólares, destinado a aliviar la prolongada crisis presupuestaria del país y a calmar el descontento latente por la creciente escasez de alimentos y energía.