NECOCLI, Colombia (AP) – El venezolano Gilbert Fernández aún planea cruzar la peligrosa selva del Darién hacia Panamá y dirigirse a Estados Unidos por tierra, a pesar del anuncio de Estados Unidos de que otorgará permisos humanitarios condicionales sólo a 24.000 migrantes venezolanos que lleguen por aire.
“La noticia nos cayó como un balde de agua fría”, dijo Fernández el jueves, un día después del anuncio, que también estableció que los venezolanos que lleguen por tierra a la frontera entre México y Estados Unidos serán devueltos a México.
Fernández habló con The Associated Press en una playa de Necoclí, una localidad costera de Colombia donde unas 9.000 personas, en su mayoría venezolanos, esperaban para embarcarse en una lancha que los llevara a la entrada del Golfo de Darién que conecta al país sudamericano con Panamá. Desde allí, los emigrantes se dirigen por tierra hacia Centroamérica, a través de México, hacia Estados Unidos.
Algunos de los que se encontraban en la playa colombiana dijeron que buscarían otras rutas para llegar a Estados Unidos o que renunciarían a la travesía tras conocer la noticia. Los críticos señalaron que el número de visados humanitarios era sólo una fracción del número de venezolanos que pretendían entrar en Estados Unidos.
Pero para Fernández era demasiado tarde para dar marcha atrás. Dijo que vendió su coche y sus tierras en Venezuela para financiar el viaje con su hijo de 18 años y sus amigos, y que ya no tiene dinero para un billete de avión a Estados Unidos.
“Los que ya hemos empezado, ¿cómo vamos a hacerlo?”, se preguntó. “Ya estamos metidos en esto”.
Estados Unidos y México dijeron el miércoles que el gobierno de Biden acordó aceptar hasta 24.000 migrantes venezolanos en los aeropuertos de Estados Unidos, mientras que México aceptó recuperar a los venezolanos que lleguen a Estados Unidos por tierra.
Los venezolanos que crucen la frontera a pie o nadando serán devueltos inmediatamente a México en virtud de una norma de pandemia conocida como autoridad del Título 42, que suspende los derechos a solicitar asilo en virtud de la legislación estadounidense e internacional con el fin de evitar la propagación del COVID-19.
La oferta de EE.UU. a los venezolanos se basa en un programa similar para los ucranianos que huyeron de la invasión rusa.
Los movimientos son una respuesta al dramático aumento de la migración desde Venezuela, que superó a Guatemala y Honduras en agosto para convertirse en la segunda nacionalidad que llega a la frontera de Estados Unidos después de México.
En lo que va de 2022, más de 151.000 personas han cruzado a Panamá por la selva, la mayoría – 107.600 – venezolanos. Eso ya supera los 133.000 venezolanos que cruzaron el año anterior, según cifras oficiales panameñas. El viaje a través de la inhóspita selva está plagado de peligros, como ladrones, traficantes de personas y la posibilidad de sufrir agresiones sexuales. En la región operan grupos armados.
Las detenciones de venezolanos en la frontera con Estados Unidos también han aumentado. Las autoridades detuvieron a venezolanos 25.349 veces en agosto, lo que los convierte en la segunda nacionalidad más detenida en la frontera, después de los mexicanos.
Para algunos, la oferta de 24.000 visados humanitarios no es suficiente dadas las dimensiones de la situación migratoria de Venezuela y las condiciones de esos visados son demasiado difíciles.
María Clara Robayo, investigadora del Observatorio Venezolano de la Universidad del Rosario de Colombia, dijo que el flujo de migrantes por el Tapón del Darién podría reducirse un poco pero no se detendrá.
“La gente seguirá exponiéndose a situaciones precarias” cruzando la selva, dijo.
Jeremy Villegas llegó a Necoclí en un grupo de 30 personas, la mayoría de las cuales se está devolviendo o buscando otras rutas. Dijo que aún está indeciso y que espera saber de personas que están más lejos en la ruta para saber si vale la pena el riesgo.
Cristian Casamayor dijo que ha decidido suspender su viaje por el Darién tras conocer la nueva política de Estados Unidos.
“Me detuve por conciencia y por ser inteligente (…) te marcan el pasaporte y ya no puedes entrar a Estados Unidos”, dijo y agregó que no ha decidido a dónde irá ahora. Lo único que sabe es que no volverá a Venezuela.
Mario Ricardo Camejo, miembro de la fundación colombo-venezolana sin ánimo de lucro Fundacolven, dijo que aunque agradecen cualquier ayuda y visado humanitario de países como Estados Unidos, les preocupa que la ayuda venga con condiciones que dificultan a los migrantes más pobres. Por ejemplo, tener que llegar en avión y tener un patrocinador financiero.
“Automáticamente se crea un filtro que hace que la ayuda no llegue a las personas que más lo necesitan”, dijo Camejo.
De los más de 7,1 millones de venezolanos que han salido de su país por la crisis social y económica, al menos 4,3 millones tienen dificultadesacceso a la alimentación, la vivienda y el empleo formal, según un informe publicado el miércoles por la Organización Internacional para las Migraciones y el ACNUR.
Los venezolanos que se encuentran en la capital de ese país coinciden en que las nuevas normas les perjudicarán.
“La gente que sale por tierra no tiene dinero, ni visa, ni familia allá” en Estados Unidos, dijo José Santana en la plaza central de Caracas. “Es inútil que digan que van a dejar entrar a muchos por avión”.