NUEVA YORK (AP) – La primera ministra Liz Truss ha iniciado su primera visita a Estados Unidos como líder británica con la admisión de que un acuerdo de libre comercio entre el Reino Unido y Estados Unidos no se producirá en años.
Truss dijo que un acuerdo transatlántico no es una de sus prioridades, lo que contrasta con la postura de sus predecesores inmediatos como primera ministra conservadora, Boris Johnson y Theresa May. Ambos prometieron un acuerdo con la mayor economía del mundo como uno de los principales premios de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
“No hay actualmente ninguna negociación con Estados Unidos, y no tengo ninguna expectativa de que se inicie a corto o medio plazo”, dijo Truss a los periodistas a bordo de su avión hacia Nueva York, donde aterrizó el martes para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Truss dijo que estaba más centrada en conseguir la adhesión a la asociación comercial transpacífica y en alcanzar acuerdos comerciales con India y el Consejo de Cooperación del Golfo, que incluye a Arabia Saudí y Qatar.
“Esas son nuestras prioridades comerciales”, dijo.
La valoración de Truss sobre el comercio transatlántico se produjo antes de su primera reunión individual con el Presidente Joe Biden desde que asumió el cargo hace dos semanas. Los dos líderes tienen previsto reunirse el miércoles al margen de la reunión de la ONU en Nueva York. Ambos se encontraban entre las decenas de líderes mundiales que asistieron el lunes al funeral de la reina Isabel II en Londres.
Truss dijo que sus prioridades para la reunión con Biden eran “asegurarse de que somos capaces de hacer frente colectivamente (a la) agresión rusa”, y asegurarse de que “no somos estratégicamente dependientes de los regímenes autoritarios.”
“Quiero trabajar con nuestros aliados, como Estados Unidos, como Francia, la UE, los países bálticos, Polonia, para asumir el reto que supone la agresión rusa”, dijo. “Esa debe ser nuestra prioridad”.
Esto sitúa al Reino Unido en línea con la dura postura de Biden hacia Rusia y China, pero el estancamiento comercial deja en un segundo plano la a menudo anunciada “relación especial” entre Gran Bretaña y Estados Unidos.
Los partidarios del Brexit afirman que uno de los principales beneficios de abandonar el bloque, y su vasto mercado libre de casi 500 millones de personas, es la posibilidad de que el Reino Unido haga nuevos acuerdos comerciales en todo el mundo.
Las conversaciones comerciales entre el Reino Unido y Estados Unidos se iniciaron a bombo y platillo poco después de que Gran Bretaña abandonara la UE en 2020, pero las negociaciones se tambalean en medio de la creciente preocupación de la administración estadounidense por el impacto del Brexit, especialmente en Irlanda del Norte.
Irlanda del Norte es la única parte del Reino Unido que comparte frontera con un miembro de la UE, y el Brexit ha traído consigo nuevos controles aduaneros y papeleo para el comercio norirlandés, una cuestión que se ha convertido en una crisis política para el gobierno que comparte el poder en Belfast.
En respuesta, Gran Bretaña ha anunciado sus planes de suspender los controles y romper parte de su tratado del Brexit con la UE, una medida que enfureció al bloque y alarmó a Washington. Biden ha advertido que ninguna de las partes debe hacer nada para socavar el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, la piedra angular del proceso de paz de Irlanda del Norte.
Truss dice que quiere llegar a un acuerdo con la UE, pero que seguirá adelante con la reescritura del tratado si eso falla. Ha dicho que no se puede permitir que la situación quede “a la deriva”.
Ante el desvanecimiento de las esperanzas de un acuerdo entre el Reino Unido y Estados Unidos, Gran Bretaña ha recurrido a la firma de acuerdos comerciales con los distintos estados americanos. Hasta ahora ha firmado acuerdos con Indiana y Carolina del Norte.
Truss hizo campaña para liderar a los conservadores con la promesa de sacudir la economía británica recortando los impuestos, reduciendo la regulación y atrayendo más inversiones al Reino Unido. Pero el inicio de su mandato ha estado dominado por la muerte y las conmemoraciones de la reina Isabel II, lo que puso en suspenso los planes políticos de Truss durante un periodo de 10 días de luto nacional.
La guerra en Ucrania será lo más importante en el mensaje de Truss cuando pronuncie su primer discurso ante las Naciones Unidas como líder británica el miércoles, instando a un mayor apoyo a Kiev y pidiendo a las naciones que dejen de comprar petróleo y gas ruso.
Después de Estados Unidos, el Reino Unido ha sido uno de los mayores contribuyentes de ayuda militar y civil a Ucrania. Truss quiere asegurar a sus aliados que mantendrá el apoyo incondicional mostrado por Johnson. Prometerá que en 2023 Gran Bretaña “igualará o superará” los 2.300 millones de libras (2.700 millones de dólares) de ayuda militar concedida a Ucrania este año.