Éxito o fracaso: ¿Cómo son las conversaciones sobre el clima de este año?

 Éxito o fracaso: ¿Cómo son las conversaciones sobre el clima de este año?

SHARM EL-SHEIKH, Egipto (AP) – Después de dos semanas de regateo, los funcionarios celebraron el domingo el final de las conversaciones de la ONU sobre el clima de este año en Egipto, que dieron lugar a la creación de un fondo para ayudar a los países pobres que sufren los desastres provocados por el calentamiento global.

Las expectativas eran escasas en cuanto a la consecución de acuerdos importantes en la reunión de Sharm el-Sheikh, pero las recientes inundaciones en Pakistán y Nigeria impulsaron las peticiones de ayuda urgente.

Las repercusiones geopolíticas de la guerra de Rusia en Ucrania y las tensiones latentes entre Estados Unidos y China crearon un difícil telón de fondo para las conversaciones.

A continuación, un repaso de los logros, y de los fracasos, de la conferencia sobre el clima en el Mar Rojo:

FONDO DE PÉRDIDAS Y DAÑOS

Los países de todo el mundo ya están viendo los efectos del cambio climático, desde un tiempo más salvaje hasta veranos más calurosos y la subida del nivel del mar. Las naciones pobres que menos han contribuido al problema de las emisiones de gases de efecto invernadero son las más afectadas. Por eso, la idea de crear un fondo para pérdidas y daños se incluyó por primera vez en la agenda oficial de las negociaciones.

Los países industrializados se han resistido durante mucho tiempo a un fondo de este tipo, temiendo que les hiciera pagar miles de millones de dólares por las décadas que han estado bombeando carbono a la atmósfera. El jueves, una oferta inesperada de la Unión Europea puso en marcha el proceso y en 48 horas se llegó a un acuerdo. Todavía hay que concretar los detalles, pero las naciones más vulnerables pueden esperar recibir dinero para hacer frente a las catástrofes climáticas en el futuro.

REGLAS DE FINANCIACIÓN

Los países donantes han exigido que el dinero que se canalice a las naciones pobres se ajuste a los objetivos del acuerdo de París.

Algunos países en vías de desarrollo se han resistido a esto, temiendo que distraiga las discusiones sobre el dinero que las naciones ricas han prometido -pero que hasta ahora no han entregado- para ayudarles a adaptarse al cambio climático y a reducir sus emisiones. Los negociadores de Sharm el-Sheikh no lograron llegar a un acuerdo sobre el tema y ahora se retomará en Dubai, el próximo año.

MANTENER VIVO EL 1,5

Los científicos advierten de que se están perdiendo las posibilidades de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados (2,7 Fahrenheit), tal y como se estableció en el acuerdo de París de 2015. En lugar de disminuir, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.

Pero hay algunos avances. Antes de París, el mundo se encaminaba a un calentamiento de 4,5 grados centígrados para finales de siglo en comparación con la época preindustrial. Según las últimas previsiones, esa cifra se ha reducido a unos 2,6 C, gracias a las medidas adoptadas o a los compromisos firmes que ya han asumido los gobiernos.

Los activistas esperaban que los países reunidos en Egipto se animaran a establecer objetivos más ambiciosos. Se vieron decepcionados.

Los negociadores acordaron confirmar las promesas hechas en la cumbre del clima del año pasado en Glasgow, Escocia, pero poco más. No hubo ningún llamamiento para que los principales contaminantes del mundo en desarrollo, como China e India, reduzcan antes sus emisiones.

PONER A LOS FÓSILES SOBRE AVISO

Las conversaciones del año pasado concluyeron con un acuerdo para “reducir progresivamente” el uso del carbón, la primera vez que un combustible fósil ha sido explícitamente nombrado, avergonzado y avisado a nivel internacional. La India, que no estaba satisfecha con esa medida, hizo este año un llamamiento sorpresa para que también se redujera el petróleo y el gas, pero la propuesta no llegó a buen puerto.

En los últimos meses se han firmado varios pactos entre países ricos y en vías de desarrollo para acelerar el cambio hacia las energías limpias, el más reciente un acuerdo de 20.000 millones de dólares con Indonesia. Sin embargo, los ecologistas se mostraron decepcionados por el hecho de que la reunión de Sharm el-Sheikh incluyera la energía de “bajas emisiones” -que, según algunos, incluye el gas natural, un combustible fósil- en una resolución sobre la transición energética limpia.

BURBUJEO DE METANO

En Glasgow también se reunió una nueva alianza de países, entre ellos Estados Unidos, y se comprometió a reducir en un tercio la cantidad de metano -un potente gas de efecto invernadero- que se libera a la atmósfera de aquí a 2030.

La lista de países que apoyan ese compromiso aumentó este año, hasta unos 150. Incluso China dijo que trabajaría para reducir las emisiones de metano.

DERECHO A PROTESTAR

Las cuestiones de derechos humanos pasaron a primer plano en la COP27 debido al historial de represión de Egipto y al sonado caso del activista encarcelado Alaa Abdel-Fattah. Su suerte fue planteada por numerosos líderes extranjeros en reuniones con sus homólogos egipcios, pero el activista sigue en la cárcel. Su familia dijo que estaba “muy muy delgado” tras poner fin a una huelga de hambre que provocó una preocupación generalizada por su salud.

CRÉDITOS DE CARBONO

Largas discusiones sobre las normas de comercio de emisionesno logró avanzar mucho.

Los defensores del clima criticaron que las lagunas existentes en las ya débiles normas de los mercados de comercio de emisiones podrían permitir a los contaminadores seguir bombeando carbono a la atmósfera mientras afirman que están cumpliendo los objetivos internacionales, simplemente pagando a otros para compensar sus emisiones.

Los expertos afirmaron que las normas actuales dificultan la transparencia y que se ha suavizado un lenguaje importante sobre la protección de los derechos humanos, lo que hace temer que los pueblos indígenas, en particular, puedan verse perjudicados por los mercados de carbono, por ejemplo, al verse obligados a abandonar sus tierras ancestrales para dar paso a proyectos forestales utilizados para vender compensaciones de emisiones.

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