Entierran a 2 sacerdotes asesinados en el norte de México

CEROCAHUI, México (AP) – Dos sacerdotes jesuitas asesinados la semana pasada en remotas montañas del norte de México fueron enterrados el lunes en el césped de la iglesia donde un hombre armado los atacó la semana pasada.

Los Rvdos. Javier Campos, de 79 años, y Joaquín Mora, de 80, habían pasado gran parte de su vida sirviendo a los indígenas rarámuri de la región. El domingo, sus amigos, colegas y feligreses lloraron el regreso de los sacerdotes a Cerocahui en ataúdes de madera.

El lunes pasado, un jefe del crimen local que perseguía a un guía turístico que se refugiaba en la iglesia frente a la plaza central de Cerocahui, mató al guía y a los dos sacerdotes. Sus cuerpos fueron llevados inicialmente por su atacante, pero fueron recuperados días después.

El ataque ha suscitado fuertes críticas de la Iglesia Católica Romana a la situación de seguridad de México y a la estrategia del gobierno federal.

El crimen organizado tiene un fuerte arraigo en las comunidades de la sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, donde apoyan la tala ilegal de árboles, extorsionan a los negocios locales y cultivan marihuana y amapola. Sus colegas dijeron que Campos y Mora proporcionaban un equilibrio moral en las comunidades marginadas controladas por los pistoleros.

En una misa celebrada el sábado por los sacerdotes en la capital del estado, Chihuahua, el reverendo Javier Ávila, haciendo referencia al dicho del presidente Andrés Manuel López Obrador de “abrazos no balas”, lamentó que “ya no hay suficientes abrazos para cubrir las balas.”

Desde allí, los féretros subieron por los sinuosos caminos hacia las montañas donde los sacerdotes habían trabajado durante décadas entre los empobrecidos rarámuris. Fueron enterrados más tarde, el lunes, en Cerocahui, en el césped de la iglesia, entre los gritos de alabanza de los feligreses.

El líder de la orden jesuita en México, el reverendo Luis Gerardo Moro, prometió durante el funeral del lunes que los jesuitas no se asustarán. La orden ha estado activa en la sierra Tarahumara desde el año 1600.

“No nos vamos de aquí”, dijo Moro. “Queremos seguir aquí cerca de ustedes, aprendiendo de ustedes”.

Yolanda Torres, una de las dolientes que asistió al funeral el lunes, dijo que “todos los de la sierra Tarahumara, estamos muy, muy tristes, muy afligidos… estamos aquí, unidos en el dolor.”

Exit mobile version