JERUSALÉN (AP) – Los votantes israelíes parecen estar irremediablemente empatados mientras el país se dirige a las elecciones una vez más el martes, con encuestas de opinión que dicen que la carrera está demasiado cerca para predecir.
El ex primer ministro Benjamín Netanyahu, que gobernó durante 12 años antes de ser destituido el año pasado, pide a los votantes que le den otra oportunidad, incluso mientras se le juzga por cargos de corrupción. El actual primer ministro, Yair Lapid, se ha presentado como una voz de decencia y unidad. Espera que su breve mandato al frente de un gobierno provisional haya demostrado a los votantes que alguien, además de Netanyahu, puede dirigir el país.
En el fragmentado sistema político israelí, no se espera que ni el partido de línea dura Likud de Netanyahu ni el centrista Yesh Atid de Lapid consigan suficientes escaños en el parlamento para formar un nuevo gobierno. En su lugar, cada uno de ellos espera asegurarse la mayoría de 61 escaños necesaria en la Knesset, o parlamento, con el apoyo de aliados políticos más pequeños. Si ninguno de los dos lo consigue, Israel podría enfrentarse pronto a otras elecciones, después de haber celebrado ya cinco votaciones en menos de cuatro años.
He aquí un vistazo a los factores que podrían inclinar el resultado:
PARTICIPACIÓN EN LAS URNAS: Tanto Lapid como Netanyahu necesitan una fuerte participación de sus bases.
Netanyahu, que atrae a los votantes más pobres, religiosos y de las ciudades pequeñas, y que tiene una opinión muy dura sobre los palestinos, se ha pasado el verano recorriendo Israel y pronunciando discursos de campaña ante multitudes que le adoran en un pequeño camión blindado conocido como el “Bibi-bus”. Lapid, popular entre los votantes seculares y urbanos, ha creado un formidable ejército de voluntarios y activistas del partido en todo el país.
Pero la verdadera clave de las elecciones podría estar en los ciudadanos palestinos de Israel, que representan alrededor del 20% de la población.
Los votantes árabes, cuyas comunidades han sufrido durante mucho tiempo la pobreza, el abandono y la discriminación, tienen poco entusiasmo por cualquiera de los dos candidatos y se espera que la participación sea baja. Pero los que votan tienden a favorecer a Lapid y sus aliados. Si los votantes árabes acuden a las urnas en un número modesto, eso podría dar un impulso a Lapid. Pero si se quedan en casa, como pronostican las encuestas, su ausencia podría empujar a Netanyahu a la victoria.
EN EL UMBRAL: Cualquier partido que obtenga más del 3,25% de los votos entra en el parlamento, y los escaños se dividen según el número de votos que obtengan. Más de 10 partidos podrían ser elegidos.
Los partidos pequeños que superan este umbral pueden encontrarse en una posición poderosa para formar la próxima coalición. Para los que no alcanzan el umbral, sus votos se pierden.
Dos venerables partidos del bloque anti-Netanyahu -Laboristas y Meretz- se acercan al umbral en las encuestas de opinión. Un fracaso de cualquiera de ellos sería devastador para Lapid.
En el otro lado, “Hogar Judío”, un partido nacionalista de línea dura leal a Netanyahu, también está luchando. Las encuestas indican que el partido no llegará al parlamento. Pero si lo hace, es casi seguro que el bloque de Netanyahu ganará.
POTENCIALES AGENTES DE PODER. El partido de extrema derecha “Sionismo Religioso” ha sido la historia de esta campaña. Dirigido por políticos abiertamente antiárabes y homófobos, el partido ha surgido de los márgenes extremistas de la política israelí y está a punto de convertirse en una de las mayores facciones del parlamento. Es un fuerte aliado de Netanyahu, y sus líderes esperan un generoso pago si lo impulsan a la victoria. A cambio, han indicado que tratarán de borrar los cargos contra él.
Por otro lado, el ministro de Defensa, Benny Gantz, que lidera un pequeño partido de centro-derecha, podría ser fundamental para una victoria de Lapid. Si Gantz puede restarle votos a Netanyahu, podría impedir que el ex primer ministro obtenga su esperada mayoría. Gantz también tiene buenas relaciones con los aliados religiosos de Netanyahu y podría atraerlos al lado de Lapid. Eso podría convertirlo en un poderoso actor en las negociaciones de la coalición, e incluso posicionarlo para ser un futuro primer ministro.
ESPERAR LO INESPERADO. Durante el breve mandato de cuatro meses de Lapid, Israel ha librado una batalla de tres días contra los militantes de Gaza, ha intensificado las redadas de detención en la Cisjordania ocupada y ha llegado a un acuerdo diplomático con Líbano sobre una frontera marítima entre los países enemigos. Un brote inesperado de violencia o un sorprendente avance diplomático podrían influir en los votantes en el último momento.