El Glee ha tenido que lidiar con la muerte de múltiples coprotagonistas, ha capeado numerosos escándalos sensacionalistas y, ahora, se les pide que revivan cada lucha gracias a la nueva docuserie El precio de Glee.
(Advertencia: Discusión de suicidio, adicción y abuso doméstico por delante).
El precio de Glee que se estrenó en ID el pasado lunes y ahora está en streaming en Discovery+, es un insulto no sólo para los fans de la exitosa serie de Ryan Murphy, sino también una falta de respeto a la Glee elenco. El documental, que consta de tres partes, examina varios escándalos y las tres muertes de los actores principales (Monteith, Mark Salling y Naya Rivera), culpando a la popularidad de la serie en todo momento. Con escasas fuentes y dramatizado hasta la saciedad, El precio de Glee debería ser ignorado y desechado como la basura chismosa que es.
Ninguno de los temas que investiga el programa -desde la muerte de Cory Monteith hasta el supuesto abuso doméstico de Blake Jenner contra Melissa Benoist- están conectados por algún tipo de Glee maldición, a la que se ha hecho referencia burdamente en el pasado para conectar estas tragedias. En pocas palabras, esto no existe. La palabra “coincidencia” existe por una razón, aunque El precio de Glee preferiría ignorar esta verdad.
El espectáculo cuenta con entrevistas a personas que estuvieron involucradas con Gleepero ningún miembro del reparto participó. Lo más parecido que encontrarás son los dobles de Chris Colfer (Kurt) y Naya Rivera (Santana) y algunos bailarines de fondo que pretenden tener todos los datos. (Otros entrevistados son el director de fotografía de las temporadas 1 a 3; un peluquero de la tercera temporada, que afirma conocer la verdad sobre la lucha de Monteith contra la adicción; y algunos miembros más del equipo. No hay productores, reparto principal ni estrellas invitadas. En su lugar, hablan casi una docena de periodistas del mundo del espectáculo.
Esta flagrante omisión ha llevado a varios de los actores de la serie OG a hablar en contra de El precio de Glee. Kevin McHale y Jenna Ushkowitz, que interpretaban a Artie y Tina en la serie, tienen un podcast dedicado específicamente a temas más desenfadados (¡pero no por ello menos jugosos!). Glee cotilleos. Ambos actores han criticado la docuserie por carecer de miembros del reparto y, por tanto, de credibilidad. Chord Overstreet, que interpretó a Sam en la serie, también la calificó de “mierda”. Antes de su emisión, los fans tenían expectativas encontradas sobre la serie;algunos tenían fe en la participación del equipo, otros estaban con el elenco de Glee. Pero después de ver Glee fan debería darse cuenta de que este programa no tiene suelo donde sostenerse.
Quizá su única fuente redentora sea George Rivera, padre de Naya, que habla con franqueza sobre su difunta hija y su accidente de 2020. Las secuencias con George revelan la dedicación de Rivera, que empezó a actuar y cantar muy joven, y su decepción por la falta de oportunidades tras el final de Glee. Es un bonito homenaje a una estrella que falleció tan joven, con conmovedores vídeos caseros de ella cuando era niña… pero luego volvemos a la tesis de este programa, que afirma que hubo una especie de “maldición” que obligó a todas estas pobres Glee estrellas a la oscuridad.
Rivera, que se ahogó accidentalmente en julio de 2020 mientras navegaba con su hijo Josey Dorsey, debería poder descansar en paz. Este espectáculo acusa a la Glee estrella de Glee de necesitar espacio del mundo que la rodea porque ella estaba luchando para reservar papeles después de que la serie terminó. ¿Qué sentido tiene especular? Todos los implicados deberían poder procesar el duelo en paz. En la serie, el padre de Rivera dice que tiene que “compartimentar” su muerte, poner a su hija “en una caja” en su mente y no abrirla durante el resto de su vida. Es trágico. Una escena más tarde, un periodista de espectáculos se embarca con un forense para intentar comprender por qué falleció. No llegan a ninguna conclusión. publican una foto sonriendo en el mismo lago donde murió Rivera.
Cuando se trata de escándalos más pequeños, como cuando la gente del programa acusó a Lea Michele de racismo, o cuando Melissa Benoist hizo acusaciones de abuso doméstico contra su co-estrella y ex marido Blake Jenner, todo es refrito de viejos titulares. Tenemos la misma historia sobre Michele echó a un actor negrodesde su asiento en una mesa porque él “no pertenecía allí”. Tenemos que sentarnos a través del video de Instagram que Benoist publicó para abrirse sobre ser abusada. Nada de esto es información nueva. El precio de Glee es porno traumático de la vida real, reempaquetado a partir de tuits y artículos clickbait sobre el llamado Glee maldición.
El doc no profundiza en Salling, que murió por suicidio tras declararse culpable de cargos de pornografía infantil, aunque no duda en utilizar su imagen para defender su teoría sobre el “precio” de protagonizar en Glee. Pero sí llega a la misma conclusión sobre él que sobre Monteith y Rivera: que el estrés de Glee puede haber tenido parte de culpa en las circunstancias de sus respectivas muertes, aunque los tres incidentes no tengan nada que ver.
Monteith ocupa la mayor parte de la discusión, llenando casi la totalidad de los dos primeros episodios, y es claramente el que más antecedentes tiene sobre él. La serie entrevista a sus amigos, a su antiguo compañero de piso y a su publicista, que ofrecen recuerdos llorosos de la difunta estrella mientras relatan sus últimos días. Pero a pesar de que el documental cuenta con todas estas fuentes, se basan en su peluquero de la tercera temporada para un gran bombazo: que una de sus Glee que una de sus coprotagonistas de Glee supuestamente le animó a beber después de salir de rehabilitación, lo que parece increíblemente cruel. Otra vez: Dejemos que Monteith descanse en paz. No hay necesidad de especular o señalar a nadie por su muerte.
El Gleeno tienen por qué sentirse responsables de la muerte de Monteith. Tampoco los productores o los creadores del programa, a los que también se culpa vagamente de sobrecargar de trabajo a los jóvenes actores. La serie intenta poner una tirita a sus cotilleos al final del programa, descartando la idea de una maldición para argumentar en su lugar que “es sólo la vida” y que las tragedias ocurren. Claro, todo eso es cierto. Pero en ese caso, no debería haber toda una docuserie dedicada a desgranar una serie de muertes inconexas y otras polémicas. Cada uno de los incidentes mencionados es trágico, pero no hay necesidad de buscar respuestas después de los hechos, especialmente cuando la mayoría de las personas implicadas sólo quieren seguir adelante con sus vidas.
Si tú o un ser querido tenéis pensamientos suicidas, ponte en contacto con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio llamando al 1-800-273-TALK (8255), o con la Línea de Texto de Crisis enviando TALK al 741741. También puedes enviar un mensaje de texto o marcar el 988.