MANAMA, Bahrein (AP) – El Papa Francisco concluyó el domingo su primer viaje papal a Bahrein animando a los sacerdotes y monjas a seguir atendiendo a la pequeña grey católica del reino del Golfo. Mencionó específicamente a sus prisioneros, diciendo que “la forma en que estos ‘últimos’ son tratados es una medida de la dignidad y la esperanza de una sociedad.”
Francisco volvió a plantear la situación de los presos en Bahréin en el último acto de su viaje de cuatro días. Los grupos de derechos humanos habían instado a Francisco a aprovechar su visita a Bahréin para pedir el fin de la pena capital y abogar por los presos políticos, cientos de los cuales han sido detenidos desde que Bahréin aplastó violentamente las protestas de la Primavera Árabe de 2011 con la ayuda de los vecinos Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Francisco elogió la pastoral penitenciaria emprendida por algunas de las monjas carmelitas católicas de Bahréin durante un encuentro con el clero y las religiosas en la iglesia del Sagrado Corazón de la capital, Manama. La hermana Rose Celine dijo a Francisco que su congregación trabaja específicamente con las mujeres presas, ofreciéndoles asesoramiento y dirección religiosa.
Francisco le agradeció su ministerio y recordó que siempre que se reúne con las reclusas, se hace la misma pregunta: “¿Por qué ellas y no yo?”.
“Cuidar a los presos es bueno para todos, como comunidad humana, ya que el modo en que se trata a estos “últimos” es una medida de la dignidad y la esperanza de una sociedad”, dijo.
Francisco mantiene desde hace mucho tiempo una pastoral penitenciaria, manteniéndose en contacto con reclusos argentinos que conoció cuando era arzobispo en Buenos Aires. Con frecuencia visita las cárceles durante sus viajes al extranjero y ha celebrado liturgias de Jueves Santo con reclusos de la zona de Roma, pero no se han programado encuentros de este tipo durante su viaje a Bahrein.
El gobierno de Bahréin sostiene que respeta los derechos humanos y la libertad de expresión, y que su sistema de justicia penal cumple con el derecho internacional. Sin embargo, grupos de activistas han criticado repetidamente el estado de las cárceles y de los presos en la represión de la disidencia que se lleva a cabo desde hace años en la isla.
Según el Instituto de Derechos y Democracia de Bahréin, este país puso fin en 2017 a una moratoria de facto sobre la pena de muerte y desde entonces ha ejecutado a seis presos. El grupo y Human Rights Watch han documentado un “aumento dramático” en el número de sentencias de muerte dictadas desde 2011, con 26 personas actualmente en el corredor de la muerte, la mitad por actividades políticas.
A su llegada a Bahréin el jueves, Francisco pidió a las autoridades que se abstengan de recurrir a la pena de muerte y que garanticen los derechos humanos básicos a todos los ciudadanos. El gobierno dijo a The Associated Press que el país tiene una “política de tolerancia cero hacia la discriminación, la persecución o la promoción de la división basada en la etnia, la cultura o la fe”. No obstante, la represión se ha centrado en gran medida en la mayoría chiíta de la isla y en quienes piden reformas gubernamentales.
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