GINEBRA (AP) – La máxima responsable de derechos humanos de Naciones Unidas visitará China la próxima semana en un viaje que la llevará a la región de Xinjiang, donde grupos de derechos y algunos gobiernos occidentales alegan que el gobierno chino está cometiendo un genocidio y graves abusos contra los uigures y otras minorías musulmanas.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, iniciará su visita de seis días el lunes, según informó su oficina el viernes. Visitará Guangzhou, Kashgar y la capital regional de Xinjiang, Urumqi.
Será la primera visita de este tipo a China de un alto comisionado de la ONU para los derechos humanos desde 2005, dijo la oficina de Bachelet. La Alta Comisionada tiene previsto hablar con altos funcionarios nacionales y locales, organizaciones de la sociedad civil, representantes de empresas y académicos, y dar una conferencia a los estudiantes de la Universidad de Guangzhou.
Un equipo de avanzada de cinco miembros llegó a China el 25 de abril para preparar la visita de Bachelet, viajando a Guangzhou y Xinjiang.
Bachelet anunció en marzo que su oficina había llegado a un acuerdo con el gobierno chino para que pudiera visitar Xinjiang. Desde hace tiempo ha hablado de su deseo de visitar la región, y su oficina también ha estado recopilando un informe largamente esperado sobre los presuntos abusos de los derechos humanos en la zona.
Casi 200 grupos de derechos humanos han instado a Bachelet a hacer público su informe, que, según los diplomáticos, ha estado listo -o muy cerca de estarlo- durante meses.
Grupos de derechos e investigadores acusan a China de encerrar a más de un millón de uigures, kazajos y miembros de otros grupos minoritarios en campos de reeducación; de realizar trabajos forzados; de obligar a las mujeres de la región a someterse a medidas anticonceptivas; y de separar a los niños de los padres encarcelados.
El gobierno de Estados Unidos ha declarado que las políticas de Pekín contra los uigures equivalen a un genocidio y a crímenes contra la humanidad. Las legislaturas de Gran Bretaña, Bélgica, Países Bajos y Canadá han hecho lo mismo.
China niega las acusaciones y sostiene que sus políticas pretendían desradicalizar a los influenciados por la propaganda yihadista tras años de estallidos violentos contra el dominio chino en la región.