El gobernador de California firma un proyecto de ley para mantener los últimos reactores en funcionamiento

 El gobernador de California firma un proyecto de ley para mantener los últimos reactores en funcionamiento

LOS ÁNGELES (AP) – El gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, firmó el viernes una ley que pretende abrir el camino para que la última central nuclear en funcionamiento del estado funcione durante cinco años más, una medida que, según dijo, era necesaria para evitar posibles apagones a medida que el estado realiza la transición a la energía solar y otras fuentes renovables.

Su apoyo se produjo un día después de que el plan fuera aprobado en una votación desigual en la Asamblea y el Senado del estado, y a pesar de las críticas de los ecologistas de que la planta era peligrosa y debería cerrarse como estaba previsto para 2025.

Newsom no tiene autoridad directa sobre la planta de doble cúpula, que se encuentra en un acantilado sobre el Pacífico a medio camino entre Los Ángeles y San Francisco. PG&E debe obtener la aprobación de la Comisión Reguladora Nuclear de EE.UU., que supervisa la seguridad de la planta, así como de una serie de agencias estatales.

Hay otras cuestiones, como si PG&E podrá optar a una parte de los 6.000 millones de dólares que la administración Biden reservó para rescatar las centrales nucleares en riesgo de cierre. El estado podría retirarse del acuerdo si los reactores no cumplen los requisitos para recibir los dólares federales.

Los funcionarios de PG&E han dicho que están ansiosos por tener certeza sobre el futuro de la planta debido a la dificultad de revertir el curso de una planta que se dirigía al retiro permanente, pero que ahora necesita prepararse para una vida útil potencialmente más larga. Entre los retos: Pedir suficiente combustible nuclear y barriles para almacenar el combustible gastado, cuya obtención puede llevar hasta dos años.

El plan de Newsom también reinició un largo debate sobre la seguridad sísmica del emplazamiento. La construcción de Diablo Canyon comenzó en la década de 1960. Los críticos afirman que las posibles sacudidas provocadas por fallas sísmicas cercanas, no reconocidas cuando se aprobó el diseño -una falla cercana no se descubrió hasta 2008-, podrían dañar los equipos y liberar radiación. PG&E lleva mucho tiempo diciendo que la central es segura, una evaluación que la NRC ha respaldado.

También se desconoce cuánto costará actualizar la planta para que funcione durante más tiempo. PG&E ha estado aplazando el mantenimiento porque se esperaba que la planta cerrara en 2025.

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