El ex presidente y el ministro de Hacienda se reúnen en la segunda vuelta de Costa Rica

 El ex presidente y el ministro de Hacienda se reúnen en la segunda vuelta de Costa Rica

SAN JOSÉ, Costa Rica (AP) – Un ex presidente y un ministro de Hacienda de la administración saliente de Costa Rica se enfrentan el domingo para convertirse en el próximo líder del país.

José María Figueres, que dirigió Costa Rica de 1994 a 1998, representa al Partido Liberación Nacional como su padre, el tres veces presidente José Figueres Ferrer. Rodrigo Chaves fue la sorpresa de la primera ronda de votaciones en febrero. Sirvió brevemente en la administración del presidente saliente, Carlos Alvarado, y representa al partido Progreso Socialdemócrata.

Ambos hicieron una campaña muy dura, en la que se pusieron de manifiesto las polémicas del pasado. Ninguno de los dos se acercó al 40% de los votos necesarios para evitar una segunda vuelta en la primera ronda de votación. Los últimos sondeos los sitúan en un empate técnico de cara a la votación del domingo.

Más de 3,5 millones de costarricenses están habilitados para votar, pero con muchos votantes decepcionados por las opciones, la participación podría ser incluso menor que el 60% de febrero.

La campaña de Chaves está siendo investigada por las autoridades electorales por una supuesta estructura de financiación paralela ilegal. Ha sido perseguido por un escándalo de acoso sexual que le hizo abandonar el Banco Mundial.

Figueres ha sido cuestionado por unos honorarios de consultoría de 900.000 dólares que recibió después de su presidencia de la empresa de telecomunicaciones Alcatel mientras competía por un contrato con la empresa nacional de electricidad. Nunca se le acusó de ningún delito y negó haber actuado mal.

Aunque Costa Rica ha disfrutado de una relativa estabilidad democrática en comparación con otros países de la región, la opinión pública se ha visto frustrada por los escándalos de corrupción pública y el elevado desempleo.

En la votación de febrero, el partido de Alvarado fue prácticamente borrado del panorama político, al no recibir ningún escaño en el nuevo congreso. En el momento de esa primera votación, el país se encontraba en una nueva ola de infecciones por COVID-19, pero las infecciones y hospitalizaciones han disminuido considerablemente desde entonces.

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