ERKELENZ, Alemania (AP) – El destino de un pequeño pueblo ha desatado un acalorado debate en Alemania sobre el uso continuado de carbón en el país y sobre si la lucha contra el cambio climático justifica infringir la ley.
Activistas ecologistas se han enzarzado en un enfrentamiento con la policía, que inició el miércoles las operaciones de desalojo en la aldea de Luetzerath, al oeste de Colonia, que va a ser arrasada para ampliar una mina de lignito cercana. Se lanzaron algunas piedras y fuegos artificiales contra los agentes antidisturbios cuando se adentraban en el pueblo, despejando barricadas y desalojando a los manifestantes.
Los activistas se habían negado a acatar una sentencia judicial del lunes que les prohibía la entrada en la zona. Algunos cavaron trincheras, construyeron barricadas y se encaramaron a trípodes gigantes para impedir que las máquinas pesadas llegaran al pueblo, antes de que la policía los hiciera retroceder por la fuerza.
“La gente está poniendo todo su esfuerzo, todas sus vidas en esta lucha por mantener el carbón bajo tierra”, declaró Dina Hamid, portavoz del grupo activista Luetzerath Lives.
“Si se quema este carbón, vamos a reducir nuestros objetivos climáticos”, añadió. “Así que estamos intentando, con nuestros cuerpos, proteger los objetivos climáticos”.
El debate se recrudeció horas después en una reunión municipal en la cercana Erkelenz, cuando un funcionario regional acusó a los activistas de estar dispuestos a “derramar sangre humana” para defender el pueblo, ahora abandonado.
Stephan Pusch, que dirige la administración del distrito, dijo que, aunque simpatizaba con los objetivos de los manifestantes, había llegado el momento de abandonar Luetzerath. El último habitante del pueblo lo abandonó en 2022 tras verse obligado a venderlo a la empresa de servicios públicos RWE.
“Habéis conseguido vuestro objetivo. Ahora despejad el campo”, dijo ante los abucheos de la sala.
Muchos discreparon, argumentando que el pueblo es algo más que un potente símbolo de la necesidad de detener el calentamiento global.
Los estudios indican que podrían extraerse unos 110 millones de toneladas métricas de carbón del subsuelo de Luetzerath. El Gobierno y RWE afirman que este carbón es necesario para garantizar la seguridad energética de Alemania, mermada por el corte del suministro de gas ruso debido a la guerra en Ucrania.
Los críticos replican que quemar tanto carbón haría mucho más difícil para Alemania, y para el mundo, limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados (2,7 Fahrenheit) como se acordó en el acuerdo climático de París de 2015.
“Nadie quiere estar ahí fuera en el frío ahora mismo, defendiendo un bosque o un pueblo”, dijo Maya Rollberg, una estudiante de 26 años que había viajado desde el sur de Alemania. “Pero creo que la gente se ha dado cuenta de que tiene que hacerlo para (proteger) a las generaciones futuras”.
Dietmar Jung, un sacerdote jubilado que asistió a la reunión, dijo que estaba cansado de oír a los funcionarios decir que la ley estaba del lado de RWE.
“Siguen recurriendo a la situación legal”, dijo. “Pero el derecho a vivir no juega ningún papel aquí (para ellos)”.
Pusch, jefe de la administración regional, advirtió a los manifestantes de que infringir la ley intencionadamente no ayudaría a su causa en un país donde la toma violenta del poder y los horrores de la dictadura aún están en la memoria viva.
“Les diré sinceramente que tengo miedo de que mis hijos crezcan en un mundo en el que ya no merece la pena vivir”, dijo. “Pero me da al menos el mismo miedo que mis hijos crezcan en un país en el que todo el mundo se toma la justicia por su mano”.
“No salvaréis el clima del mundo vosotros solos”, dijo Pusch. “(Sólo lo haremos) si conseguimos llevar con nosotros a la mayoría de la población”.
Debates similares sobre hasta dónde puede llegar la desobediencia civil han tenido lugar en Alemania y otros países en los últimos meses, en medio de una oleada de bloqueos de carreteras y otras acciones dramáticas de manifestantes que exigen medidas más duras para combatir el cambio climático.
Algunos activistas climáticos afirman que, en última instancia, la ley está de su parte, citando una sentencia de 2021 del Tribunal Supremo del país que obligó al gobierno a intensificar sus esfuerzos para reducir las emisiones. También señalan el carácter jurídicamente vinculante de los compromisos de Alemania en virtud del Acuerdo de París.
Tras la reunión, el estudiante Jannis Niethammer reconoció que la disputa sobre Luetzerath afecta a cuestiones fundamentales. “Es una cuestión de democracia y de cómo conseguir que una democracia avance hacia la protección del clima, hacia la justicia climática”, afirmó.
Janine Wissler, diputada federal y colíder del partido de la oposición La Izquierda, sugirió que la salida sería que el gobierno revocara su decisión de permitir el arrasamiento del pueblo.
“Si queremos alcanzar nuestros objetivos climáticos y tomarnos en serio el acuerdo climático de París, entonces el carbón bajoLuetzerath tiene que permanecer bajo tierra”, declaró a The Associated Press al margen de la protesta.
Wissler criticó el acuerdo alcanzado el año pasado entre el gobierno y la empresa de servicios públicos RWE para permitir la explotación minera bajo el pueblo a cambio de poner fin antes al uso del carbón en Alemania. Algunos expertos afirman que, en suma, el acuerdo provocará un aumento de las emisiones.
“Ya estamos sufriendo sequías, hambrunas e inundaciones. El cambio climático ya se está produciendo”, afirmó. “Y, por tanto, hay que corregir las decisiones equivocadas”.
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