BRUSELAS (AP) – La Unión Europea se dispone a eliminar el martes los últimos obstáculos para que Croacia adopte el euro, lo que permitiría la primera ampliación del bloque monetario en casi una década.
Los ministros de Economía de la UE tienen previsto aprobar en una reunión en Bruselas tres leyes que allanarán el camino para que Croacia se convierta en el vigésimo miembro de la eurozona el 1 de enero de 2023. El último país de la UE en incorporarse a la zona de la moneda única europea fue Lituania en 2015.
En la UE de 27 países, la adopción del euro ofrece beneficios económicos derivados de la profundización de los vínculos financieros con los demás miembros del bloque monetario y de la autoridad monetaria del Banco Central Europeo.
De forma más tangible, significa que cualquiera de los 340 millones de habitantes de la actual eurozona que visite Croacia ya no tendrá que cambiar su dinero en efectivo por kunas croatas.
La entrada en el euro también tiene recompensas políticas, porque la moneda compartida es el proyecto más ambicioso de Europa para integrar a los Estados nacionales, dándoles un lugar en el núcleo de la UE. Esto significa un asiento en las mesas de toma de decisiones de la UE.
Creado en 1999 entre 11 países, incluidos Alemania y Francia, el euro ha pasado por siete ampliaciones anteriores, empezando por la de Grecia en 2001.
El atractivo de la pertenencia al euro se refleja en las tres últimas ampliaciones, que incorporaron a los países bálticos entre 2011 y 2015. Durante ese periodo, la eurozona se esforzaba por contener la crisis de la deuda que había desencadenado Grecia y que amenazaba con romper la alianza monetaria.
Una combinación de préstamos europeos de emergencia a cinco países miembros financieramente vulnerables y la promesa del BCE de hacer “lo que fuera necesario” para salvar el euro permitieron al bloque monetario capear las turbulencias y salir fortalecido.
La adhesión al euro requiere que un país cumpla una serie de condiciones económicas. Éstas se refieren a una baja inflación, unas finanzas públicas sólidas, un tipo de cambio estable y unos costes de endeudamiento limitados.
Croacia es un país relativamente pequeño y pobre, por lo que su entrada en el euro tendrá consecuencias económicas internacionales limitadas. El país tiene una población de unos 4 millones de habitantes y una riqueza per cápita que, con 13.460 euros (13.500 dólares) el año pasado, era menos de la mitad de la media de la zona del euro.
No obstante, con el telón de fondo de la guerra rusa en Ucrania y la precipitada solicitud de adhesión a la UE por parte de Kiev, la inminente adopción del euro por parte de Croacia envía una señal política potencialmente significativa.
La propia Croacia estuvo en guerra a principios de la década de 1990 durante la violenta desintegración de Yugoslavia. El país solicitó la adhesión a la UE en 2003 y se incorporó al bloque en 2013. Esa fue la última vez que la UE se amplió.