BAGDAD (AP) – Las fuerzas paramilitares iraquíes muertas en fuertes enfrentamientos con los partidarios de un poderoso clérigo chiíta fueron enterradas el miércoles mientras el presidente del parlamento iraquí anunciaba tres días de luto.
La vida normal volvió a Bagdad tras unas sangrientas 24 horas en las que los partidarios del clérigo chií populista Muqtada al-Sadr se enfrentaron a las fuerzas de seguridad iraquíes dentro de la fuertemente fortificada Zona Verde, sede del gobierno de Irak.
Al menos 30 personas, tanto los leales a Al Sadr como las fuerzas de seguridad iraquíes, murieron y más de 400 resultaron heridas tras intercambiar disparos durante horas esta semana. Posteriormente, Al-Sadr pidió a sus partidarios que se retiraran el martes, lo que propició una desescalada de las hostilidades.
Sin embargo, la amenaza de más enfrentamientos se cierne sobre la rivalidad política entre Al-Sadr y sus rivales del Marco de Coordinación, apoyados por Irán, no se ha resuelto. Las tensiones entre los dos bandos siguen siendo palpables y no parece estar al alcance de la mano una salida al vacío político que sufre Irak desde hace 10 meses.
Ambos bandos discrepan sobre el mecanismo adecuado para disolver el parlamento y celebrar elecciones anticipadas, demandas clave de al-Sadr. Su partido ganó las elecciones federales de 2021, pero no pudo alcanzar el quórum legislativo para votar un gobierno que excluyera a sus rivales afines a Irán.
El representante de Al-Sadr, que se hace llamar Mohammed Saleh al-Iraqi en Twitter, pidió a Irán que “frene su camello” en Irak -una referencia al Marco- o que se atenga a las consecuencias. Este lenguaje tan contundente no es habitual en el bando de al-Sadr, lo que indica que las tensiones siguen latentes.
La declaración se produjo en respuesta a una petición anterior del Marco en la que se pedía la convocatoria del Parlamento, medida que los partidarios de al-Sadr impidieron asaltando la asamblea legislativa en julio.
En Bagdad se celebró un cortejo fúnebre por cuatro miembros de las Fuerzas de Movilización Popular, un paraguas de paramilitares sancionado por el Estado entre los que las milicias chiíes respaldadas por Irán son las más poderosas. Asistieron líderes clave del Marco.
El presidente del Parlamento iraquí, Mohammed Halbousi, declaró tres días de luto por los muertos en los enfrentamientos, según un comunicado de su oficina.
Los comerciantes de los mercados de la capital se mostraron aliviados por el levantamiento del toque de queda por parte del ejército, ya que temían que un conflicto prolongado hubiera socavado sus medios de vida. Muchos residentes dijeron que temían que volvieran los enfrentamientos.