Cómo Nicki Minaj se convirtió en una #40YearOldBully
En noviembre de 2010, hubo una rapera en ascenso que una vez habló apasionadamente durante una entrevista en vivo sobre una colega mayor en su industria que sentía que la odiaba.
“Todos tomamos de cada uno, no hay nada nuevo bajo el sol. Cuando ves a Gaga, ves a Madonna, pero Madonna nunca ha odiado a Gaga”, le dijo a la entrevistadora esta otrora artista emergente. “¿Por qué en la comunidad negra tenemos que odiarnos unos a otros en lugar de decir ‘Gracias por mostrarme amor. Gracias por mantener mi nombre vivo'”.
La joven estrella en cuestión era Nicki Minaj, que hablaba con la entonces leyenda de Hot 97, Angie Martínez, sobre la polémica que tuvo con Lil’ Kim, un peso pesado del hip-hop. En ese momento, Minaj había lanzado su álbum debut en solitario Pink Friday, mientras que los mejores años de Lil’ Kim pronto quedaron atrás. Mientras se disparaban los tiros en ambos lados, muchos en ese momento creían que Minaj era simplemente la chica nueva que planteaba un desafío formidable a una rapera de toda la vida que ya había pasado su mejor momento.
Casi doce años después, es difícil no ser testigo de la ironía que supone ver a Nicki Minaj, a punto de cumplir 40 años este mes de diciembre, enfrentándose a novatas a diestro y siniestro. Primero fue Cardi B, luego Megan Thee Stallion. Ahora, parece ser Latto. En algún momento, uno tiene que mirarse al espejo y preguntarse quién es realmente la culpa aquí?
A principios de esta semana, Minaj tomó las redes sociales para protestar por la decisión del comité de selección de los Grammy de cambiar su éxito del Billboard Hot 100 Super Freaky Girl de la categoría de rap a la de pop. El ¿Tenemos un problema? rapero se empeñó en destacar a Latto Big Energy en un tuit público en el que compartió una captura de pantalla de un intercambio de textos de las dos discutiendo la petición de Minaj para que apoyara el llamamiento a la Academia de la Grabación.
Cuando Latto se negó a hacerlo públicamente, Nicki Minaj llegó a llamarla en Twitter y a exponerla a una serie de ataques en línea por parte de sus fans superfrikis y obsesivos llamados Barbz. Pero Latto no se echó atrás. En una serie de idas y venidas, Minaj llamó a Latto “una Karen con derecho”, mientras que Latto contraatacó tuiteando que Minaj era “una matona de 40 años”.
Y entonces nació un hashtag de tendencia: #40YearOldBully y el resto es historia.
Una cosa sería si se tratara de un mal día para una superestrella que simplemente estaba cabreada por temer que otra posible campaña de los Grammy se fuera al garete, pero este drama online de Minaj se ha vuelto tan predecible como sus múltiples cambios de color de pelo.
A estas alturas, cualquier crítica sobre la We Go Up puede llevar a un drama online inmediato a través del ciberacoso, el trolling y/o el doxxing. Para una persona que en su día se preguntaba “por qué en la comunidad negra tenemos que odiarnos unos a otros”, parece que la sartén está llamando al cazo.
Desde 2018 -cuando hubo un notable aumento de nuevas raperas como Cardi B que empezaban a mostrar poder de permanencia- la inclinación de Minaj por entregarse a una vergonzosa maldad en línea se disparó. Con el tibio éxito de su cuarto álbum de estudio Queen, Minaj tenía más excusas y disparos que lanzar que elogios.
Hubo varios informes de que la Barbz formaba parte de una epidemia de cultura stan abusiva. Y en lugar de aplastar la narrativa, Minaj se inclinó por ella, echando el jugo a sus fans tóxicos sobre los periodistas que la criticaban (como aquella vez en la que se la cuestionó con razón sobre sus extrañas afirmaciones de COVID contra la vacuna).
Recientemente, una destacada YouTuber Kimberly Nicole Foster, una mujer negra, tuvo que presentar una denuncia policial y presentar demandas después de que la insufrible Barbz la doxxara tras unos cuantos tuits ligeramente críticos que publicó sobre Minaj. En lugar de decirle a su furiosa turba de seguidores que cesara y desistiera, la rapera habría dado “like” a varios tuits que iban dirigidos a Foster, avivando aún más las llamas que se lanzaron contra la comentarista de 33 años. De nuevo, éste es uno de los innumerables ejemplos en los que Minaj se sentó y entretuvo a sus rencorosos seguidores mientras éstos acosaban cibernéticamente a sus críticos en su nombre.
Quizá el ejemplo más importante de la evolución de Minaj hasta convertirse en una de las supervillanas de la industria musical fue la forma en que persiguió a la víctima de su marido, Kenneth “Zoo” Petty, un delincuente sexual registrado.
El año pasado, The Daily Beast informó sobre la desvergonzada campaña en la que participó Minaj y que incluía supuestos sobornos, intimidación legal y amenazas a la acusadora Jennifer Hough. Hough contaría más tarde su historia en el programa, ya descatalogado ElReal-y como era de esperar, Minaj utilizó las redes sociales para fomentar el acoso online a algunas de las presentadoras (como Garcelle Beauvais y Loni Love).
¿Por qué importa todo esto? Porque a sus casi 40 años, uno de los mayores nombres de la música está cediendo su enorme plataforma mundial para causar daño. No se trata de un simple Gen Zer inmaduro en TikTok actuando, sino de una mujer adulta que debería saber más.
Tanto si eres una Barb como si no, todos deberíamos estar de acuerdo en que la forma en que Minaj ha estado manejando todo esto últimamente no está mejorando su situación. No va a inspirar a una nueva generación de mujeres en el hip-hop, ni a apelar a la Academia de la Grabación, ni a elevar su otrora inspirador legado, ni a convencer a nadie de lo contrario sobre la gente cuestionable con la que ha estado colaborando últimamente.
En cambio, Nicki Minaj se ha convertido en la misma maldad de la que una vez acusó a Lil’ Kim. No se puede escuchar su dis-track de 2010 Roman’s Revenge hoy en día sin tener en cuenta lo mucho que dijo entonces sobre cierto “has-been” que necesitaba “colgarlo, pantalla plana”.
Quizá en 2022 debería seguir ese mismo consejo si lo único que va a hacer es trolear su otrora estelar carrera.