Cómo Kristen Stewart, Timothée Chalamet y Ariana DeBose arrasaron en la alfombra roja de los Oscars
El regreso de la alfombra roja de los Oscars llega en un momento de limitado escapismo colectivo y, sin duda, de miradas de horror de quienes piensan que este tipo de frivolidades deberían estar mal vistas. Está la guerra en Ucrania. Hay una nueva variante de COVID. Hay todas las demás piezas del rompecabezas de la mierda geopolítica mundial. Está por ver si la seriedad prevalece en el escenario de la 94ª edición de los Premios de la Academia (sobre la guerra, la política, el borrado de ciertas categorías en el programa de televisión o… inserte aquí una controversia aún desconocida), pero en la alfombra roja de los Oscars 2022 reinó el escapismo.
“No quedan vestidos en Los Ángeles”, nos informó E! con gravedad, como si se refiriera a una escasez de grano real del Día del Juicio Final.
“Los looks van a ser épicos”, añadió el estilista Brad Goreski, y no se equivocó. Desde Rosie Pérez hasta Wesley Snipes y Lily James, se desplegó un juego de vestimenta serio desde el principio. Ariana DeBose sorprendió con un traje pantalón y capa, Timothée Chalamet enseñó pecho, Nicole Kidman con Armani Privé tenía un aspecto estructuralmente, ummm, interesante. Luego llegó Jada Pinkett Smith con un impresionante vestido verde esmeralda de Jean Paul Gaultier, y Kristen Stewart con un ajustado esmoquin de Chanel y unos diminutos pantalones cortos. Billie Eilish fue engullida por un mar de volantes negros. Lupita Nyong’o brilló en Prada. Independientemente de lo horrible que sea el mundo, la alfombra roja de los Oscars hizo lo que debía y podía, permitiendo una restauración temporal de, bueno, la diversión.