BEIJING (AP) – China está tratando de minimizar la posibilidad de un nuevo brote importante de COVID-19 durante la fiebre de viajes del Año Nuevo Lunar de este mes, tras el fin de la mayoría de las medidas de contención de la pandemia.
El Ministerio de Transporte pidió el viernes a los viajeros que reduzcan los viajes y las reuniones, especialmente si en ellos participan ancianos, mujeres embarazadas, niños pequeños y personas con enfermedades subyacentes.
Las personas que utilicen el transporte público deben llevar mascarillas y prestar especial atención a su salud e higiene personal, dijo el viceministro Xu Chengguang a los periodistas en una reunión informativa.
El llamamiento no llegó a pedir a los ciudadanos que se quedaran en casa por completo, como había hecho el gobierno desde que comenzó la pandemia, aunque algunos gobiernos locales han instado a los trabajadores migrantes a que no regresen a sus hogares.
China puso fin abruptamente a un estricto régimen de cierres, cuarentenas y pruebas masivas en diciembre, en medio de la creciente preocupación por el impacto económico y las escasas protestas públicas en un país que no permite la disidencia política abierta.
China también pone fin el domingo a las cuarentenas obligatorias para las personas que llegan del extranjero.
El brote actual parece haberse extendido más rápidamente en las ciudades densamente pobladas, lo que ha puesto a prueba el sistema sanitario. Las autoridades están ahora preocupadas por la posible propagación a pueblos más pequeños y zonas rurales que carecen de recursos como camas de UCI.
En el extranjero, un número cada vez mayor de gobiernos están exigiendo pruebas del virus a los viajeros procedentes de China, alegando que son necesarias porque el gobierno chino no está compartiendo suficiente información sobre el brote, en particular sobre la posible aparición de nuevas variantes.
El miércoles, la Unión Europea “animó encarecidamente” a sus Estados miembros a imponer las pruebas COVID-19 antes de la salida, aunque no todos lo han hecho. La Organización Mundial de la Salud también ha expresado su preocupación por la falta de datos procedentes de China, mientras que EE.UU. está exigiendo un resultado negativo en las pruebas para los viajeros procedentes de China en las 48 horas siguientes a la salida.
China ha criticado los requisitos y ha advertido de que podría imponer contramedidas a los países que los utilicen. Los portavoces han dicho que la situación está bajo control y rechazan las acusaciones de falta de preparación para la reapertura.
A pesar de las preocupaciones, Hong Kong anunció que reabrirá algunos de sus pasos fronterizos con China continental el domingo y permitirá que decenas de miles de personas crucen cada día sin ser puestos en cuarentena.
Los puestos fronterizos terrestres y marítimos de la ciudad con el continente han permanecido cerrados en su mayor parte durante casi tres años y se espera que la reapertura proporcione un impulso muy necesario a los sectores turístico y minorista de Hong Kong.
China también se ha abierto gradualmente a las visitas de funcionarios extranjeros, recibiendo esta semana al Presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr.
El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, realizará su primera visita a Pekín este mes o el próximo, durante la cual se reunirá con el recién nombrado Ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, antiguo embajador de China en Washington.