Celebra el centenario de Disney revisitando esta terrorífica película

 Celebra el centenario de Disney revisitando esta terrorífica película

The Walt Disney Company celebra este año, a partir de hoy, su centenario, lo que significa que ha llegado el momento de avergonzarla por completo reviviendo viejos recuerdos. ¿Qué mejor manera de agasajar al cumpleañero que ésa?

Un recuerdo vergonzoso, más bien perturbador, que tengo es ver Fun and Fancy Freeuna de las películas menos conocidas del catálogo del estudio de animación. (Tal vez se deba en parte a que se trata de una película de animación. Estrenado durante la Segunda Guerra Mundial, el largometraje de 73 minutos de duración combina dos cortometrajes muy dispares, ninguno de los cuales era lo suficientemente corto como para ser estrenado por sí solo. Eso no significaba que “Bongo” y el más famoso “Mickey and the Beanstalk” fueran en absoluto compatibles. Y los esfuerzos de Disney por conectarlos fueron un absoluto tiro por la culata.

Si no te dan miedo los muñecos de ventrílocuo, te envidio. Pero a mí sí, y el contexto histórico que hizo notable en su momento la inclusión del cómico y ventrílocuo Edgar Bergen no encaja con ningún espectador moderno. Bergen fue popular en los años 30 y 40 por su rutina cómica, en la que aparecían muñecos de ventrílocuo obsesionados con las insinuaciones. Para añadir algún incentivo de audiencia para la por lo demás anémica Diversión y fantasíaBergen actuó y narró partes de la película.

En particular, él y sus muñecos (Charlie McCarthy y Mortimer Snerd, ambos “seres” horripilantes) presentaron “Mickey y las habichuelas” en una secuencia de acción real protagonizada por la estrella infantil Luana Patten. El escenario es su fiesta de cumpleaños, a la que ha acudido Pepito Grillo, que aparece en el otro corto inicial de la película, Bongo. Para divertir a Luana, Bergen le cuenta una versión adaptada de Jack y las habichuelas protagonizada por Mickey Mouse y compañía. ¿Sentados junto a ella? Charlie y Mortimer, libres de la mano de su amo, hablando y moviéndose por su cuenta.

En dos palabras: ¡Dios mío! Es una elección inquietante, hecha sólo para satisfacer a los pobres padres que se ven obligados a ver esta película con sus hijos aburridos. Benditos sean esos pacientes padres, que soportan esta pesadilla de muñecos de madera que cobran vida. Y bendita sea la pequeña Luana por actuar como si todo esto fuera perfectamente normal.

El Mickey y las habichuelas es fantástico, icónico y alegre. En los años 60, Disney lo reestrenó en televisión sin las partes de acción real. Esa es la versión que yo vi muchas veces de niño en una cinta VHS, en la que, por suerte, no aparecía esa introducción; en su lugar, Ludwig Von Drake, otro personaje animado de Disney, ambientaba la historia. Pero la voz de Bergen se mantiene en todo momento, narrando las desventuras de Mickey con el gigante del cielo -que, si has visto Diversión y fantasíaes un recordatorio desencadenante de su hogar original.

Resulta extraño ver aparecer en pantalla a un personaje de la vida real que no tiene nada que ver con Disney y que apenas está integrado en la historia, justo después de un dibujo animado de Pepito Grillo y antes de uno de Mickey Mouse. Que sus muñecos hablen con una niña ya es bastante espeluznante, pero que hablen de Mickey Mouse es surrealista. Se siente como una explosión a través de la cuarta pared que la animación pone por diseño, especialmente cuando la voz de Bergen sangra a la derecha en el dibujo animado.

Esta disonancia es parte de la razón por la que Fun and Fancy Free es una de esas películas Disney poco recordadas. A ello se añade el hecho de que se estrenó durante uno de los periodos más sombríos del estudio, cuando se mantenía principalmente haciendo propaganda de guerra. (Si no has visto al Pato Donald viviendo en la Alemania nazi, te espera otro viaje). Pero el empaquetado de cortos dispares y el envoltorio de un acto olvidado y de nicho no le hacen ningún favor a esta película. De hecho, es un detractor total de pesadilla, especialmente si tienes miedo de que las cosas que no deberían hablar hablen de repente. (*Levanta la mano*)

Es curioso que Fun and Fancy Free tenga lugar en una fiesta de cumpleaños, ahora que lo pienso; quizás Disney haría bien en ponerla en su celebración del centenario.

Sike. Nadie debería volver a ver a esos tontos hablar de Mickey Mouse.

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