Amnistía: Egipto tiene días para salvar la vida de un activista encarcelado

EL CAIRO (AP) – El director de Amnistía Internacional advirtió el domingo que los procedimientos de la COP27 en Egipto podrían verse manchados por la muerte del principal activista de derechos del país a causa de una huelga de hambre y agua en prisión si las autoridades egipcias no lo liberan en cuestión de días.

La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, afirmó que Egipto no tiene más de 72 horas para salvar la vida del disidente encarcelado Alaa Abdel Fattah, que también es ciudadano británico.

El hecho de que Egipto acoja la cumbre sobre el clima, conocida como COP27, ha puesto en el punto de mira su historial de derechos humanos, mientras continúa la amplia represión bajo el mandato del presidente Abdel Fattah el-Sissi. La conferencia se celebra en la ciudad turística egipcia de Sharm el-Sheikh, en el Mar Rojo.

“Si no quieren acabar con una muerte que deberían y podrían haber evitado, deben actuar ahora”, dijo Callamard en una rueda de prensa en la capital de El Cairo.

Callamard dijo que asistirá a la COP27 para presionar para que se tomen medidas en cuestiones de derechos humanos relacionadas con el cambio climático, incluidas las pérdidas y daños o las reparaciones de los países más ricos a las naciones vulnerables que sufren el cambio climático. Egipto es partidario de esta cuestión.

Pero también estará allí para presionar para que se tomen medidas inmediatas en el caso del destacado activista egipcio y ciudadano británico Alaa Abdel Fattah y en el de las decenas de miles de presos políticos que se calcula que hay en las cárceles del país, dijo.

El opositor Abdel-Fattah intensificó su huelga de hambre esta semana, rechazando también el agua, coincidiendo con el primer día de la COP27, según su familia. Su tía, la escritora Ahdaf Soueif, dijo que dejó de beber agua a las 10 de la mañana, hora local, del domingo.

Alaa Abdel-Fattah procede de una familia de conocidos activistas egipcios y saltó a la fama con las revueltas prodemocráticas de 2011 que arrasaron Oriente Medio y que en Egipto derrocaron al veterano presidente Hosni Mubarak. El activista, de 40 años, pasó la mayor parte de la última década entre rejas y su detención se ha convertido en un símbolo de la vuelta de Egipto al régimen autocrático. Lleva más de seis meses en huelga de hambre parcial, consumiendo sólo 100 calorías al día.

En abril, la familia de Abdel Fattah anunció que había obtenido la ciudadanía británica a través de su madre, Laila Soueif, una profesora de matemáticas de la Universidad de El Cairo nacida en Londres. La familia ha criticado a los dirigentes del Reino Unido por no haber presionado más para que se le hiciera una visita consular en el centro de detención.

El domingo, su familia hizo pública una carta que había recibido del Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, que asistirá a la COP27. La carta decía que la cumbre mundial es una oportunidad para plantear el caso de Abdel Fattah “a los dirigentes egipcios”. Sunak “seguirá insistiendo ante el presidente (el-Sissi) en la importancia que concedemos a la rápida resolución del caso de Alaa y al fin de su inaceptable trato”, añadía.

La oficina del primer ministro confirmó el contenido de la carta.

Desde 2013, el-Sissi, un aliado de Estados Unidos con profundos lazos económicos con los países europeos, ha supervisado una represión masiva, encarcelando a miles de islamistas, pero también a activistas laicos involucrados en el levantamiento del país en 2011. Muchos otros activistas, periodistas y académicos han huido del país.

Amnistía también dijo el domingo que había documentado una nueva ola en la represión del gobierno. Según las cifras del grupo, se han liberado 766 presos políticos egipcios. Añadió que más de 1.500 personas han sido detenidas desde abril y más de 150 en sólo las dos últimas semanas en relación con las convocatorias de protestas a nivel nacional para el 11 de noviembre.

Otros grupos de derechos también criticaron el domingo a Egipto por restringir las protestas e intensificar la vigilancia durante la cumbre.

Human Rights Watch, con sede en Nueva York, dijo que se había unido a unos 1.400 grupos de todo el mundo que instan a Egipto a levantar las restricciones a los grupos de la sociedad civil, y también expresó su preocupación por las nuevas rondas de detenciones.

“Cada vez está más claro que el gobierno de Egipto no tiene intención de suavizar sus abusivas medidas de seguridad y permitir la libertad de expresión y de reunión”, dijo en un comunicado Adam Coogle, director adjunto del grupo para Oriente Medio y el Norte de África.

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